LAS PAREDES GRITAN: LA VIDA SUCEDE… MIENTRAS TE OCUPAS… EN OTROS PLANES…

04/06/2018
Por Héctor Castillo Berthier

Héctor Castillo hace una reflexión sobre los orígenes del PAN y su desarrollo hasta lograr sus primeros grandes puestos.

ZONA SUBMETROPOLITANA

LA VOZ DE LA CHATA

“La vida sucede, mientras tú te ocupas en hacer otros planes”, tenía escrito Ana Hilda “La Chata”, en la entrada de su taller.

Me obligó a reflexionar y pensar en ella.

Ahora que regresé a ese espacio para revisar su obra, las propuestas y los materiales que estaba trabajando, no pude más que entender que había muchos planes en su vida que estaba realizando de manera continua.

Es enorme la cantidad de productos y creaciones en las que invirtió su existencia.

Ana Hilda era una gente interesada en la política. No participaba abiertamente en ningún partido, pero siempre reflexionaba sobre lo que sucedía.

Originalmente tenía una posición por el PAN.

Pero eso no surgió de la nada. Fue un reflejo de sus aprendizajes familiares.

Su familia es de Sonora, de Santa Ana. Después se mudó a Caborca y, algunos familiares, se asentaron en Tijuana, allá por los años 30 del siglo pasado.

Conocí a varios de ellos, como Don Miguel Ernesto Enciso Clark, conocido en la familia como “el tío Ernesto”, quien llegó a Tijuana con su familia, antes de que se empezara a pedir pasaporte a los mexicanos para cruzar a los Estados Unidos y cuando esa ciudad tenía cerca de 30 mil habitantes.

Tijuana era una población grande (comparada con otras ciudades norteñas), pero era aún un poblado rústico, formado por varios rancheríos, aunque ya contaba con el Casino “Agua Caliente” y el famoso “Foreign Club”, los cuales fueron clausurados por el general Lázaro Cárdenas en 1935.

Ahí, en esa vieja Tijuana, el tío Ernesto y sus hermanos se asentaron y empezaron una larga y productiva vida profesional.

En 1936 su hermano, Luis Enrique Enciso, inició la operación de una radiodifusora, XEC-AM, en el 1310 kHz, que alcanzaba a llegar a Rosarito, Tecate, Ensenada y el condado de San Diego.

Años más tarde, el tío Ernesto inició ahí un programa matutino: “La Voz del Pueblo”, que arrancaba a las 5 de la mañana y duraba casi hasta el mediodía, para darle voz a toda la gente de esa región y denunciar las injusticias, atropellos y tropelías frecuentes de los políticos locales en contra de los ciudadanos.

Ese programa fue su símbolo y su estela fue una cauda de miles de agradecimientos de los habitantes más humildes, por darles voz frente a los abusos del poder.

Don Ernesto fue el locutor principal de Radio Enciso. Leía las noticias nacionales de una forma que era una auténtica campaña de alfabetización política para la comunidad.

Don Ernesto Enciso, de trato simple y sencillo, se apropió de los principales ideales de la democracia: justicia, igualdad y respeto a los derechos de todas las personas… antes de que surgiera el concepto de los Derechos Humanos.

Fue entre 1943 y 1945, cuando el PAN fue reconocido oficialmente como grupo fundacional en la Ciudad de Mexicali.

La familia de Ana Hilda fue panista. Cuando ser panista implicaba una posición política e ideológica. Cuando se anteponían los valores y los derechos ciudadanos antes de negociar y transar como lo hacen los actuales pseudo panistas.

En esa época destaca también el abogado Salvador Rosas Magallón, conocido como “el abogado del pueblo”.

Ese era el perfil de los panistas que conocía La Chata.

Pero eran otros tiempos…

DE MEXICALI A TIJUANA

En la historia de estas regiones se puede hablar de una auténtica batalla cívica y electoral en donde el PAN (llamado “el partido de la gente decente”), empezó a expandirse hasta llegar a Tijuana.

Se habla de tres elecciones que entrenaron políticamente a los panistas: 1959, 1968 y 1983 en donde el PRI volvió a repetir sus fraudes para impedir la llegada del PAN al poder.

Su hermano, Luis Enrique, fue candidato del PAN a presidente Municipal de Tijuana en 1968 y fue despojado vilmente de su triunfo por el gobierno mediante la anulación de las elecciones.

El PAN ganó en 1968 las alcaldías de Mexicali y Tijuana y el tío Ernesto salió con su esposa a las calles, a denunciar la violencia y los atropellos del gobierno de Díaz Ordaz, decidido a legitimar la presencia política del PAN en ese estado.

Hubo muchas protestas públicas, marchas y denuncias por parte de los panistas.

Todas mostrando la imposición, la violencia y el fraude electoral practicados por el PRI.

Poco después, en 1986, esta movilización llegó a su culminación con la elección de Ernesto Rufo Appel como presidente municipal de Ensenada, con lo cual iniciaría una nueva etapa de revaloración de esos bravos panistas norteños.

El PAN respondió siempre a la violencia del PRI con una resistencia pacífica y ciudadana, en donde los derechos de los ciudadanos estaban por encima del interés político.

Cincuenta años le tomó al PAN ganar la primera gubernatura en 1989, con Rufo Appel a la cabeza.

El tío Ernesto fue diputado federal del PAN, entre 1991 y 1994.

Un atentado de muerte y amenazas lo hicieron apartarse de la política.

Casi al terminar su mandato y antes de regresar a la radio me dijo: “Este nuevo PAN, estos neo panistas no tienen madre, ni saben lo que hicimos para que llegaran al poder… este PAN no vale la pena”.

DEL PAN A LA IZQUIERDA

La Chata tenía firmemente arraigados los valores elementales de la gente: democracia, igualdad y justicia.

No dudó en votar por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, para Jefe de Gobierno en la capital, en 1997.

Apoyó el cambio: “No podemos tolerar más lo que sucede”, me decía.

Lo que viene en México es un proceso de construcción.

Se trata de romper una barrera que parecía infranqueable.

Se trata de aprender a construir nuestra nación.

Se trata de ser dueños de lo que nunca fue nuestro: nuestras instituciones; nuestra forma de igualdad; nuestra forma de justicia.

Tenemos que volver nuestro lo que siempre nos fue ajeno.

Se trata de vivir la vida, mientras nos ocupamos en hacer los planes de cómo lograrlo.

LA CUEVA DEL DELFÍN

Ana Hilda y yo fuimos divergentes muchas veces en nuestras opiniones… Con su trato y su ejemplo, aprendí a tener respeto por lo diferente… Aprendí a tener tolerancia… Aprendí que en la familia hay una misma voz llamada México.

¡Vientos huracanados!, si no me mandan a encontrarla nos veremos por acá el próximo lunes…

Héctor Castillo Berthier

Héctor Castillo Berthier

Héctor Castillo Berthier es doctor en sociología, investigador, músico, periodista, especialista en problemas urbanos en las áreas de Basura, La Merced y el Abasto Alimentario, Caciquismo, Desarrollo Social, Cultura, Juventud y Violencia. Es autor de varios libros y numerosos artículos en revistas nacionales e internacionales. Columnista regular del Periódico Metro y conductor de programas radiofónicos. Actualmente es investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias y del SNI. Director del Proyecto Circo Volador y Coordinador de la Unidad de Estudios Sobre la Juventud (UNESJUV) en la UNAM.

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