Con el apoyo de Mi Valedor encontró una fuente de ingreso y un lugar para vivir. Además de distribuir la revista, prepara y vende antojitos.
Hoy coordina la Casa de Cultura de su pueblo, en el Estado de México, y ayuda a otras personas a dejar las adicciones.
Con el apoyo de Mi Valedor, rentó un cuarto y hoy duerme bajo techo con su perrito Totó. También montó un puesto de aceites esenciales en el Jardín Pushkin.
Hoy es una de las plumas más respetadas de Mi Valedor y ayuda a sus compañeros a redactar mejor.