El Museo de Arte Moderno, recinto cultural reconocido por la preservación y difusión del arte moderno y contemporáneo, inauguró su muestra más reciente: Derivas de la Forma Escultórica: Irrupción y Densidad, que reúne en total 41 piezas dentro de un marco temporal que va desde 1927 hasta la actualidad e incluye obras emblemáticas del acervo y piezas de otras colecciones invitadas. La exposición nos ofrece un panorama completo sobre la evolución de la escultura en México y permite indagar sobre sus alcances como recurso expresivo, esencial para entender el desarrollo e importancia de esta disciplina en el país.
La colección propone cuatro líneas de análisis para entender la escultura: la exploración de la forma, las aproximaciones matéricas, la producción de espacio y el cuestionamiento del medio. Así, a través del recorrido, podemos entender cómo el entorno moldea los impulsos del artista en su producción escultórica y cómo se va transformando a través de los años, creando un contraste entre lo figurativo y lo abstracto. Esta exposición también nos invita a cuestionar nuestras predisposiciones sobre la escultura, alejarnos de detalles históricos o tecnicismos y guiarnos por los sentidos. Se trata de crear un espacio donde los visitantes pueden converger con las piezas y experimentarlas de manera particular.
Tuvimos la oportunidad de conversar con Silverio Orduña, curador y miembro del equipo responsable de la exposición Derivas de la forma escultórica: Irrupción y Densidad. Durante el encuentro, compartió con nosotros ideas sobre el proceso curatorial, decisiones detrás del montaje y reflexiones que nacen a partir de esta propuesta. Aquí Orduña nos habla sobre los vínculos entre forma, espacio y contexto desde una mirada crítica y contemporánea.
A lo largo de casi un siglo, la escultura en México ha vivido varios cambios, le preguntamos a Silverio Orduña sobre estos cambios y qué momentos o transformaciones importantes podemos descubrir en esta exposición. Nos explicó que, a principios del siglo XX, la escultura se centró en la figuración para explorar la identidad nacional, abordando temas indígenas y de la Revolución. Durante los años cincuenta, la escultura mexicana se inclinó hacia la abstracción y el geometrismo aunque -como él señala- siempre ha existido una tensión entre abstracción y figuración. Actualmente, la escultura cuestiona tanto sus formas como sus materiales. Como ejemplo de esto, Orduña nos habló del trabajo de Maribel Portela, quien utiliza materiales flexibles y perecederos como el papel tratado con PVC, en contraste con materiales tradicionales y duraderos como el mármol. El curador destaca que los escultores contemporáneos exploran y desafían las formas, la figuración, la abstracción y las materialidades en la escultura mexicana.
La muestra se organiza en torno a cuatro ejes: forma, materia, espacio y cuestionamiento del medio. Al conversar con Orduña, le preguntamos ¿de qué modo ayudan estos temas a entender las nuevas formas que ha tomado la escultura en México?
Para él, estos ejes son esenciales para facilitar el acercamiento del público al campo escultórico. Reconoce que muchas veces hay obstrucción del público para acercarse a las obras porque las personas piensan que tienen que saber de historia o de técnicas artísticas. Sin embargo, señala que basta con que pensemos y nos preguntamos qué forma tiene esta escultura, qué hace, qué produce en mí, más que en los valores artísticos. Es más fácil entenderla e invitarte a recorrerla, rodearla y verla por todos sus lados, más que a hablar sobre datos técnicos o nombres de personas trascendentes a lo largo de la historia.
Orduña considera que esta exposición quizá no aborda directamente temas relacionados con el presente, pero sí permite descubrir distintas maneras de entender lo urbano o lo identitario. La pregunta sobre su vínculo con el contexto cultural e histórico actual de México y la escena artística de la escultura contemporánea lo llevó a compartirnos diversos proyectos artísticos que dialogan con estas tensiones.
En primer lugar, mencionó piezas como las de Hilda Palafox que desde una perspectiva femenina dan forma a un cuerpo femenino, lo que implica un cambio político. Es decir, aquí ya no es el escultor varón quien esculpe el cuerpo figurativo de una mujer. Por otro lado, también reflexionó sobre cómo ha cambiado la ciudad, ejemplificándolo con proyectos como el de Mathias Goeritz que piensa lo urbano como un acontecimiento estético. En contraste, señaló la pieza de Claudia Luna, que evidencia los estorbos en la ciudad que no permiten movernos libremente.
Orduña reiteró que las piezas no abordan temas centrados en problemáticas del presente, pero subraya que hay conexiones visibles. Otro ejemplo destacado por el curador fue la pieza de Cynthia Gutiérrez, la cual habla sobre el pueblo Coca, cercano al lago de Chapala, que ha perdido tradiciones e identidad por la contaminación y experimentado transformaciones por desplazamiento y migración.
Incluso piezas históricas como la de Mardonio Magaña, las cuales nos contó que hablan de un cuerpo rural, plantean preguntas sobre la relación con los pueblos originarios y su presencia en la política. Orduña enfatiza que, al adentrarnos en cada escultura, se abren problemáticas no solo artísticas, sino también políticas y sociales.
Para concluir la conversación, consultamos a Orduña sobre las sensaciones o reflexiones que podría despertar la muestra en los visitantes respecto al papel y la evolución de la escultura en el arte contemporáneo mexicano. Ante esta interrogante, el curador reflexionó que muchas ciudades en México están involucradas con lo escultórico porque tenemos monumentos y arte público; sin embargo, esas esculturas son proyectos impuestos en el espacio. En contraste, de acuerdo a él, esta exposición invita a ver otras experiencias que nos permiten relacionarnos con estos objetos artísticos, desde la obra de Jorge Dubon, que es un loro, la sorpresa de encontrar personajes y cuerpos, pasar detrás de la pieza de Jesús Mayagoitia, hasta ver cómo se transforma al caminar alrededor. Finalmente, Orduña subraya que la exposición propone que las sensaciones, el pensamiento y la presencia del público estén en la sala del museo.
Agradecemos a Silverio Orduña por compartir su tiempo y su perspectiva con nosotros. Derivas de la forma escultórica: Irrupción y Densidad nos invita a repensar nuestra mirada y a habitar la obra, transformando la experiencia artística en un diálogo vivo y esta exposición se consolida como una propuesta esencial para comprender las nuevas derivas de la escultura contemporánea y su impacto en el presente.
La muestra se puede visitar a partir del 26 de junio al 28 de septiembre de 2025. El Museo de Arte Moderno se ubica en Paseo de la Reforma esquina Gandhi s/n, Primera sección, Bosque de Chapultepec, en la alcaldía Miguel Hidalgo.
Estudiante de comunicación visual. Catador de rayos de sol, curioso intelectual, diletante de la vida, amante del mar y la comida.
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