¿Por qué “Del Otro Lado de la Calle”?: “Me imagino que hay una pared, y de un lado tú estás viviendo en tu casa calentito y ves la tele por cable y todo lo demás, y del otro lado de la pared está una persona sufriendo en el frío, en la lluvia, por el hambre y todo eso. Ver cómo en una misma calle conviven esas dos personas al mismo tiempo, en dos aceras (una frente a la otra), y hay una persona extendiendo la mano para que le den una moneda y en la otra está un empresario o una persona muy adinerada y no le importa cómo está el otro de enfrente”, así responde Mateo Rivera en una entrevista con Mi Valedor al hablar del origen del nombre del colectivo que dirige.
Del Otro Lado de la Calle nació hace aproximadamente un año y medio, en manos de Mateo y una compañera de nombre Jennifer Villegas. “Fue una manera de emanciparnos de la Facultad de Psicología de la UNAM que era donde estábamos trabajando, y decidimos apartarnos de algunas visiones o controles que tenía la misma facultad”, y tener sus propias reglas, como mayor libertad de horarios para el trabajo de campo y evitar enfrentarse a un aparato burocrático para organizar salidas, por ejemplo.
Pertenecer a un colectivo “tiene ciertas ventajas y desventajas, por ejemplo, entre las ventajas, pues es básicamente que tú haces lo que quieras, no estás afiliado a ningún partido político, no tienes patrocinadores y no les tienes que rendir cuentas a nadie, no tienes que alinearte con la agenda de otras personas, tú mismo te organizas, pero eso también te juega en contra, nadie te da dinero, es muy difícil conseguir donaciones, es muy difícil hallar recursos, entonces hace todo lo posible para sostenerte”, apunta.
Mateo, que estudió la licenciatura de Psicología en la UNAM y una maestría en Antropología Física en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), hace hincapié en que lo importante para él y su colectivo es el trabajo en las diferentes zonas de Ciudad de México donde viven personas en situación de calle. Es fundamental el trato directo con ellos, hacerles saber que hay quienes se preocupan por su bienestar y que hacen todo lo posible por ayudarlos en asuntos vitales.
Y justamente nada más vital para cualquier persona que la salud, y allí Mateo relaciona la Antropología Física con su trabajo. “Yo siempre les digo a mis compañeros que a mí la gente muerta no me interesa, a mí la gente viva es la que me parece mucho más interesante y hay una vertiente que es la que me interesa a mí que es la relacionada a la salud, y siendo el objeto de investigación el cuerpo humano pues claramente el cuerpo de alguien que está en situación de calle se encuentra atravesado por muchas situaciones como la discriminación, la alimentación, el uso de drogas, y todas repercuten en el cuerpo. Entonces ese es el lado por donde yo le entro a estas personas en situación de calle, cómo preservarla, cómo recuperarla (la salud). Lo que yo planteo es que no hay en realidad una diferencia tajante entre la salud física y la salud mental, o sea, si uno hace deporte y come bien la salud mental mejora. Si uno cuida el cuerpo la mente se revitaliza y viceversa”.
Mateo señala que mucha gente suele enfocarse en la parte dramática o muy negativa de la situación de calle, reduciendo a las personas que viven así a algo terrorífico, “pero también es necesario pensar en la calle como un espacio de integración, de recreación, un lugar donde los compañeros también hacen amigos, ríen, conviven, comparten, entonces no es una visión nada más de que son víctimas y cada instante de su vida es de absoluto sufrimiento y toda la vida es una tragedia, y nunca hay nada positivo, es otra manera de ver a las personas, de que no son nada más personajes trágicos, no son nada más criminales, holgazanes. Hay otra manera también de comprender la situación de calle”.
Aunque Mateo aclara que su colectivo es un proyecto que puede definirse como “incompleto”, porque aún está en proceso de conformación, esto lo toma como una ventaja, pues le permite estar en constante redefinición de muchos conceptos y visiones ya invariables en algunas organizaciones que se dedican a labores similares.
Lo que sí tiene muy presente es el objetivo de que Del Otro Lado de la Calle se consolide como un colectivo de acompañamiento para las personas que están en situación de calle. “Sabemos que un gran número de estas personas sufre discriminación por parte de muchas instituciones que deberían prestarles ayuda”. Indica que podría ser comprensible si una empresa privada se reserva el derecho de admisión, pero “si uno va al IMSS y lo discriminan, pues esta debería ser la institución encargada de velar por mi salud o de ayudarme, o el INE a recuperar mis documentos, etcétera. Entonces quisiéramos hacer esos acompañamientos para facilitarles todos esos trámites básicos. También queremos tomar un posicionamiento político de denuncia, porque pienso que esta población no es considerada como un grupo de importancia política, porque no se organizan para exigir sus derechos, para exigir sus necesidades y además porque no hay un interés social en ellos, la gente en general no se preocupa por ellos, son marginados”.
“También queremos de alguna manera vincularnos para actuar junto con ellos y no actuar por ellos, que es lo que se ha hecho desde siempre, hablar por ellos y decidir por ellos, asumir posturas paternalistas, y los hacen menos, entonces les dicen ‘ay mira tú quédate ahí, tú no digas nada y yo me encargo de todo por ti’, entonces tenemos el objetivo de decirles ‘a ver vente, ponte de pie, vamos a resolver’. Si esperamos un día que los consideren como iguales, pues tenemos que actuar como iguales, tenemos que trabajar como iguales”, añade.
Un impulso valioso que ha recibido Del Otro Lado de la Calle ha venido de parte de Mi Valedor. Mateo se ha integrado al trabajo de esta organización y ha encontrado un espacio en donde desarrollar con mayor comodidad varios objetivos de su colectivo.
“Es prudente agradecer a Arturo Soto, director de Mi Valedor, porque se ha mostrado abierto a todas las propuestas e ideas que he traído. Ha sido muy respetuoso en reconocer cuando yo le digo lo que vamos a trabajar desde el colectivo”, o cuando solicita colocar su logo en actividades más grandes realizadas por la organización. “Digamos que Mi Valedor está aparte del colectivo, pero ha sido un aliado importantísimo”.
Tocando el tema de las causas que llevan a estas personas a vivir en las calles, Mateo resalta “el debilitamiento de las redes sociales, de los vínculos con otras personas. Obviamente los vínculos más directos con la familia, por temas de consumo, de sustancias, de orientación sexual, también se ven temas de abandono porque la persona tiene una discapacidad o requiere algún cuidado especial. La pobreza suele ser un gran factor, aunque no es el de todos”.
Asimismo, “hay una proporción muy pequeña, pero me parece siempre valioso recordarlo, de gente que quiere vivir así. Sí, existen, y me parece algo perfectamente válido y respetable. Es gente que se queda sola de alguna manera. Hay otras constantes que facilitan la llegada a la calle, como bajo grado de educación, baja capacitación laboral, problemas de salud mental. Son factores que te facilitan la llegada a esa situación. Es una acumulación de factores”, agrega.
Con base en una investigación que hizo mientras estudiaba, Mateo llegó a la conclusión de que a veces el mismo camino te lleva a lugares diferentes y caminos diferentes te llevan al mismo lugar. Aunque hay constantes, no son predictivas. Por ello se torna difícil determinar con exactitud las causas que llevan a la situación de calle.
Tan importante como la salud, es garantizar el derecho a la justicia, “porque se perpetran muchos actos criminales en contra de ellos, y tampoco hay que mentir, muchos son entre ellos mismos, pero de todas formas nunca obtienen justicia. Algunas otras carencias son la falta de acceso a las necesidades más básicas, obviamente al refugio, sobre todo en una ciudad como la CDMX que tiene un clima tan cambiante e impredecible, a los alimentos, al descanso adecuado, a la privacidad”.
Sin embargo, Mateo nos cuenta que la necesidad más grande que le transmiten las personas que acompaña su colectivo es “la soledad, sentirse o estar solo, con gente que te juzga, que te discrimina, que te hace menos, nadie te escucha, nadie te valora. Esa soledad va repercutiendo psicológicamente sobre la persona y creo que es de los aspectos que más merman su salud”.
¿Las personas en situación de calle pierden la esperanza de salir de allí? Mateo considera que muchas sí, y eso les genera efectos negativos, como estrés, depresión e incluso envejecimiento acelerado.
“Una de los componentes más importantes del estrés es la falta de un futuro esperanzador, cuando no puedes ver una salida de la situación en la que te encuentras, cuando crees que mañana no va a ser mejor, no hay nada por lo que aspirar, por lo que vivir, pensar que siempre van vivir en la calle. En mi tesis de licenciatura hablo sobre por qué algunos compañeros logran salir de las adicciones y otros no, y es porque ya no aspiran a nada, ya no ven nada adelante, consideran que cualquier día van a morir, que nunca van a mejorar, nunca van a regresar a una casa, nunca van a tener una familia. Entonces mi idea es construir ese sentido de esperanza, de decir ‘a ver, no estás determinado por todas las condiciones que te pasaron anteriormente, la vida sí puede ser mejor’, y querer perseguir una meta es muy importante, pero sí, la gran mayoría ha perdido esa esperanza”.
Esta desesperanza también provoca que muchas de estas personas desatiendan su cuidado personal, y de cierta manera caigan en el abandono de sí mismos, dejando a un lado la protección ante enfermedades de transmisión sexual, y que una vez contraídas, no se preocupen por iniciar el tratamiento adecuado.
“Pensamos que se encuentran en un estado de abandono social. Los abandonaron la familia, los amigos, las instituciones gubernamentales, pero lo que me parece más importante en este asunto es cuando se abandonan a sí mismos. Entonces ves compañeros que deja de importarles comer lo suficiente, el aseo personal, buscar alguna alternativa a sus condiciones de vida. Además, con frecuencia el consumo de sustancias en esas situaciones aumenta dramáticamente”, explica Mateo, quien asegura que en numerosos casos estas características podrían ser parte de un “suicidio progresivo”.
Entre las enfermedades de transmisión sexual que se ven con mayor frecuencia en las personas que viven en situación de calle, de acuerdo a la experiencia de Mateo, se encuentran la sífilis y el VIH. Afortunadamente, ha recibido la ayuda de algunos amigos médicos que trabajan en una clínica especializada de La Condesa, quienes atienden prioritariamente a trabajadoras sexuales y a aquellos que acompaña el colectivo Del Otro Lado de la Calle.
“Los retos que yo creo que hay son la resistencia que hay por parte de la sociedad en general para pensar en esta población como un sector digno de compasión, de ayuda, o un desinterés generalizado; y lo segundo, pues quizá derivado de lo primero, es la dificultad en obtener recursos o vías para ayudarlos, o sea, todo se hace a pie, todo se hace a mano. La manera que hemos encontrado para operar es saber a quién le tengo que marcar, saber quién trabaja dónde, saber cómo funcionan las cosas, todo es ensayo y error. O sea, yo me meto a la clínica que sea, me meto a la delegación que sea, y le platico a quien sea, si hay que mentir lo hago, porque hay que estar moviendo palancas, haciendo de todo para conseguir lo que quieres, porque todo el mundo te quiere poner frenos”, asevera Mateo.
Y finaliza diciendo que en un futuro espera que su colectivo logre la creación de un albergue, para “tener un lugar donde la gente pudiera estar segura, limpia, resguardada y cuidada. Trabajar por el cuidado de la salud por dos vías principalmente: la cultura y el deporte. Y fomentar así el autocuidado”, que se preocupen por ellos, pero también por sus compañeros, porque no es un asunto individual. Fomentar la autoorganización, el resguardo de unos a otros, y poder consolidar así un grupo más estable y fuerte.
Mi Valedor desea de todo corazón que Mateo pueda lograr pronto la constitución de un albergue al otro lado de la calle.
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Haz un donativo aquíValedor. Periodista a tiempo completo. Zurdo, cinéfilo, amante de la lectura, la música, el café y el chocolate. En contra de las farsas sociales. Otro venezolano emigrante.
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