La comunidad LGBTIQ+ y el fútbol: “Es un deporte que no tiene orientación sexual, cualquiera puede disfrutarlo”

La comunidad LGBTIQ+ y el fútbol: “Es un deporte que no tiene orientación sexual, cualquiera puede disfrutarlo”

04/03/2025
Por Alejandro Peña

“¡El fútbol es para hombres!”, frase que quizá se inventó junto con este deporte, y que mantuvo su influencia hasta bien entrado el siglo XX, cuando los equipos femeninos comenzaron a adquirir mayor importancia.

En Latinoamérica, los primeros partidos de fútbol femenil se remontan a la década de 1910 en Chile, y al principio, quizá por curiosidad, recibieron gran atención del público. Según el documento de 2023 de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) titulado “Manual de Fútbol Femenino”, el primer partido entre mujeres en Argentina se realizó en 1923 y tuvo la asistencia de más de 6000 personas.

Partido de fútbol femenino (Argentina-1923) – Imagen de Facebook del Archivo General de la Nación de Argentina

Sin embargo, este apoyo inicial fue efímero, ya que la Asociación de Fútbol británica prohibió la práctica femenina durante cincuenta años a partir de 1921, de acuerdo a The National Archives de Reino Unido. En Latinoamérica también se restringió el acceso de las mujeres a la práctica de este deporte, admite la Conmebol en el documento mencionado, con el pretexto de cuidar su ‘integridad procreativa’”.

Estas restricciones comenzaron a flexibilizarse en la década de 1970, señala la confederación. Un hito importante para que esto ocurriera se debe a una competición internacional de fútbol femenino que se disputó en Italia. Un grupo de mexicanas compitió en el evento y un año después, en 1971, el Estadio Azteca se convirtió en la nueva sede del evento, que concluyó con un 3 a 0, dejando a Dinamarca como campeón y a México como subcampeón.

Partido de fútbol femenino (México-1971) – Imagen de Once Diario

Poco a poco, las mujeres comenzaron a tener mayor importancia en este deporte a nivel internacional. Se estima que, en 1996, por ejemplo, casi 80 mil fanáticos vieron cómo la selección femenina de fútbol de Estados Unidos se llevaba el oro durante los Juegos Olímpicos de Atlanta.

El fútbol y la bandera de la inclusión

Si el machismo fue un obstáculo para la participación de las mujeres en el fútbol, para las personas de la comunidad LGBTIQ+ sigue siendo una montaña que sólo algunos superan con dificultad. La información al respecto es escasa, y, de hecho, es complicado determinar cuál fue el primer equipo que se conformó oficialmente.

Uno de los primeros de los que se tiene registro es el de Los Dogos, de Argentina, que inició sus jugadas en 1997 como un equipo de fútbol para miembros de la comunidad LGBTIQ+, con la bandera de la inclusión, la diversidad y el respeto por los Derechos Humanos. Con el correr de los años, se convirtió en un espacio que ofrece también prácticas de basquetbol, voleibol, waterpolo y natación.

Equipo Los Dogos de Argentina – Imagen de Facebook

Ese año, el entrenador del seleccionado argentino de fútbol mayor, Daniel Pasarella, aseguró lo siguiente: “Me preguntaron si convocaría a un jugador homosexual y dije que no. Porque es un gusto personal. Como por ahí no me gusta un jugador demasiado alto. Este es un país democrático y yo no estoy en contra de los gais, simplemente que en mi trabajo no lo permitiría”. La respuesta de los Dogos fue auto-proclamarse como ‘la Selección Argentina Gay’. Posteriormente, en 2007, ganaron el Campeonato Mundial Gay de Fútbol que se realizó en Buenos Aires.

Hugo Melano, coordinador de Dogos Natación y Waterpolo, asevera que “hoy nuestros logros tienen alcance internacional. Revalorizamos la importancia que tiene el amor por el deporte más allá del solo hecho de competir o ganar”.

Equipo Los Dogos de Argentina – Imagen de Facebook

En el fútbol, sea profesional o no, cuesta ‘salir del clóset’. Es complicado y hasta peligra muchas veces la carrera del jugador. Por eso muchos se privan de decirlo”, comenta Fernando, integrante de los Dogos. El equipo no está conformado únicamente por personas homosexuales, ya que uno de los pilares del conjunto es no excluir a nadie que quiera ser parte. “No hacemos una encuesta. Quien viene y se quiere sumar lo invitamos a los entrenamientos, charlamos con él, le contamos un poco sobre el espíritu de que no es sólo fútbol, sino participar y tener consciencia de lo que significa formar parte de esta comunidad”, agrega.

Los Dogos dejan muy claro que este deporte no tiene orientación sexual, es simplemente una actividad que todos pueden disfrutar. Ellos, dicen, no practican un “fútbol gay”, son futbolistas LGBTIQ+ y nada más.

Los hombres trans comienzan a jugar

Otro dato de interés es el del primer equipo de fútbol conformado por hombres trans. Originario de Cataluña, España, se fundó en 2021. Se trata del Fénix FC, que nació gracias a Hugo Marlo Martínez y Lucas Ibáñez. “Siempre jugué al fútbol, pero soy un chico trans y por eso jugué en un equipo exclusivamente femenino. Muchas lo hacen, especialmente durante y después del proceso de transición“, relató Hugo.

Equipo Fénix FC – Imagen de TransVitae

No me sentía cómodo, quería jugar con chicos, pero tenía miedo incluso de entrar al vestuario. Entonces me pregunté: ‘¿por qué no crear un equipo enteramente transgénero?‘”, indicó. Así, decidieron organizarse para conseguir al resto del plantel. “Lo intentamos sin demasiados resultados durante dos años. Luego, en 2023, creamos un grupo en WhatsApp para comenzar a reunirnos. Entrenábamos en campos alquilados, jugábamos y nos divertíamos todos juntos”.

Suelen enfrentar comentarios machistas y homofóbicos, pero eso no los ha detenido, por el contrario, suman cada vez más jugadores.

Los Lobos de México

En México la historia inicia en 2004. En ese año, David Méndez, a la edad de 14, era fanático del fútbol y aprovechaba cualquier rato libre para practicarlo. Sin embargo, no encontraba un lugar donde pudiese sentirse cómodo jugando. Ser gay representaba un obstáculo: “Me acuerdo que mis compañeros de secundaria me discriminaban por mis preferencias sexuales. Yo lo único que quería era hacer deporte”, relata. Fue entonces cuando decidió crear Lobos, un club deportivo para la comunidad LGBTIQ+ en la Ciudad de México.

Equipo Los Lobos – Imagen de Facebook

La primera vez nos reunimos en Chapultepec y solo llegó una persona”, rememora. Doce años después, el Club Lobos México tiene sedes en la Ciudad de México y Guadalajara y está conformado por 70 personas.

Méndez recuerda que el inicio de Lobos no fue fácil: “De repente las personas que jugaban se acercaban porque veían que éramos muchos. Cuando notaban que éramos gais se alejaban o empezaban a insultarnos”, cuenta. “Una vez, unos chicos jugaron con nosotros, pero ni siquiera nos querían tocar. Nos querían humillar pateándonos o dándonos balonazos. Incluso en una ocasión nos llegaron a amenazar de muerte. Ahí sí nos asustamos”.

Equipo Los Lobos – Imagen de Facebook

Con el paso del tiempo, el equipo fue creciendo y en 2011 se integraron a la Liga de la delegación Cuauhtémoc. La discriminación continuó por un tiempo. “En vez de lobos nos decían lobas. Soltaban comentarios como: ‘No porque sean putos no les vamos a pegar’”, explica Aldo Peralta, actual coordinador de Lobos. “Poco a poco nos fueron aceptando y actualmente en esa liga el tema ya no es nuestra orientación sexual ahora lo es nuestro nivel de juego”.

Xolos FC Diversidad

Mi Valedor conversó con algunos integrantes de los Xolos FC Diversidad, uno de los equipos de fútbol compuesto por personas de la comunidad LGBTIQ+ más relevantes de México en la actualidad.

Antonio Vargas es el coordinador del equipo. Se conformaron hace casi tres años. “La realidad es que la gente aquí viene por diferentes razones, muchas veces llegan porque no se sienten incluidos. Muchas personas vienen con temas de depresión, de ansiedad, problemas también de sobrepeso, de que necesitan actividad física, que necesitan distraerse. Entonces, pues la verdad es que Xolos es un equipo muy variado. Por eso es que quiero que el proyecto siga”.

Antonio Vargas, coordinador de Xolos – Foto de Alejandro Peña

Ahora tienen en sus filas sólo hombres cisgénero homosexuales, y unos pocos heterosexuales, pero también han jugado mujeres. “Estamos abiertos siempre a recibir a todas las personas de la comunidad, principalmente LGBTIQ+. Somos un lugar para que vengan aquí a sentirse cómodos”.

Los jugadores heterosexuales solicitaron unirse porque disfrutan el ambiente del equipo. Uno incluso llegó a mentir diciendo que era bisexual para sentirse “integrado”, pero ellos dejan claro desde el principio que allí pueden estar todos, aunque den preferencia a las personas de la comunidad.

Aproximadamente tengo registrados 35 en grupo de WhatsApp, que es ahí por donde nos comunicamos, y asistentes el lunes o miércoles que son los días que entrenamos, ya es un promedio de 19 a 23 personas. En cuanto a las edades, tenemos un niño de 16 años que es recién agregado, y el más grande del equipo tiene aproximadamente 41 años”, señala Antonio.

Equipo Xolos – Foto de Alejandro Peña

Cuando hablamos de fútbol, nos imaginamos que es un deporte heterosexual, porque la norma así lo ha marcado por la historia. Sin embargo, cada vez nos damos cuenta que hay jugadores que salen del clóset y eso es una representación muy buena porque nos da espacio a los equipos LGBTIQ+. Yo cuando conocí Xolos no me imaginé que fueran tantos equipos. Hoy te puedo decir que conozco en Ciudad de México cerca de 20 equipos LGBTIQ+”, asegura.

Xolos participa en ligas de la comunidad principalmente, realizadas en la Ciudad de México, pero también forman parte de una liga de equipos heterosexuales que se concentra en el polideportivo donde entrenan: Los Culhuacanes, en Coyoacán.

Equipo Xolos – Foto de Alejandro Peña

No ha sido difícil, pero a veces sí nos complican un poquito las cosas, porque pues cuando se dan cuenta que la mayor parte de nuestros jugadores son gais, hacen comentarios, discriminan, y claro, delante de nosotros se burlan, dicen cosas como: ‘ay ya le va a pegar la niña’ o ‘pégale como hombre’, sin embargo, eso nos da, o al menos a mí, más ganas de demostrar que como hombres gais podemos ser muy buenos en el fútbol”.

“Aquí todos venimos rotos”

Antonio asevera que “aquí todos venimos rotos”, pero con el tiempo aprenden a compartir, a reír juntos y desconectarse del mundo, al menos por unas horas. Llama la atención que muchas personas los contactan por redes sociales para transmitirles su interés por unirse al equipo como recomendación de sus psicoterapeutas, ya sea para conocer a nuevas personas o para realizar una actividad física que permita relajar la mente.

Equipo Xolos – Foto de Alejandro Peña

Alejandro Ortiz juega como defensa lateral en Xolos desde hace ocho meses aproximadamente. Es de Acapulco y practica desde los 15 años. “Allá jugaba, pero no era muy cómodo, el ambiente era diferente, a veces no me dejaban jugar. Era como de que ‘ay no, tú eres puto’. Entonces llego acá a Ciudad de México y encuentro un equipo gay, y me gustó y me uní”.

Indica que pertenecer a Xolos lo ha ayudado a mejorar, además de su condición física, su agilidad y concentración. También ha aprendido a trabajar en equipo, a pesar de los conflictos que surgen inevitablemente.

Alejandro Ortiz del equipo Xolos – Foto de Alejandro Peña

Confiesa que a veces sienten un poco de temor al enfrentarse a equipos heterosexuales, pero luego de iniciar el juego, la confianza llega rápidamente. “Sí nos han goleado, pero no importa, nos levantamos. Es como dijo Jenny Rivera: ‘si por pendeja me caigo, por chingona me levanto’”.

Gerardo Arias juega como defensa y pertenece a Xolos casi desde sus inicios. Comenzó a practicar fútbol a los 8 (hoy tiene 30), y se unió hace 15 años por primera vez a una liga LGBTIQ+ en Azcapotzalco, Ciudad de México.

Ser parte de este equipo ha mejorado su vida. “Como sufro de ansiedad todo esto me desestresa y reconforta, y pues a final de cuentas ya no los considero mis amigos, yo siempre les digo que son mis hermanas”.

Gerardo Arias del equipo Xolos – Foto de Alejandro Peña

Recuerda que hace algún tiempo, jugadores de fútbol heterosexuales pasaban en motos cuando ellos estaban en la cancha y les lanzaban huevos. Por eso “yo siempre les he dicho: ‘ustedes demuestren lo que saben en la cancha, y solamente así se van a ganar el respeto de todos los heterosexuales’, y cuando los vencíamos muchos se sorprendían, y así hemos ido ganando respeto poco a poco”.

Julio Vázquez juega con Xolos desde hace un año más o menos. Practica fútbol desde niño, pero luego de varios años debió retirarse por una lesión en la espalda. Cuando decidió retomar este deporte, vio una convocatoria en Facebook de un equipo que se promocionaba como parte de la comunidad LGBTIQ+, y asistió, aunque es heterosexual.

En realidad yo no tengo ningún conflicto con la comunidad LGBTIQ+, porque yo tengo familiares que son de la comunidad, entonces ya traigo esa parte de aceptación, de comprensión, de empatía. Por eso no me costó trabajo adaptarme, y desde un principio ellos fueron muy respetuosos conmigo y hasta la fecha lo siguen siendo”, explica.

Julio Vázquez del equipo Xolos – Foto de Alejandro Peña

Considera que los equipos heterosexuales suelen ser más rudos e incluso agresivos a la hora de jugar, en comparación con lo que encontró al llegar a Xolos, pero con el tiempo ha podido hacer aportes con base en su experiencia anterior, “y han ido adquiriendo un poco esa filosofía de que, si vamos a jugar limpios, vamos a jugar limpios todos, pero si nos llegan a pegar, también empezamos a responder más fuerte, a ponernos más duros. Entonces, también es padre porque siento que ellos han aprendido un poco de la noción que yo traigo del fútbol hetero”.

Equipo Xolos – Foto de Alejandro Peña

Julio ha presenciado la discriminación hacia los equipos de fútbol LGBTIQ+ desde el lado heterosexual. Relata que escuchaba comentarios del estilo: “¿Cómo voy a jugar con él si es puto?”; “los putos no juegan fútbol, son estilistas”; o “¿cómo un equipo de esos nos va a ganar?”.

A final de cuentas, las personas de la comunidad del LGBTIQ+ tienen las mismas capacidades que nosotros: tienen dos piernas, dos brazos, son personas pensantes, pueden correr, pueden aprender a jugar, como todos. Las únicas limitantes son mentales. Si tú te pones trabas mentales, no vas a poder progresar”, afirma.

Equipo Xolos – Foto de Alejandro Peña

Demostrar a la sociedad que sí se puede jugar fútbol

Xolos se financia con los recursos de sus propios integrantes. “El dinero que va sobrando generalmente lo manejamos como un fondo, y con eso hacemos convivencias, compramos aguas cuando tenemos torneos, festejamos los cumpleaños”, cuenta Antonio. Por los momentos sólo juegan dentro del país, pero se están preparando para llegar a estadios internacionales en un futuro.

Equipo Xolos – Foto de Alejandro Peña

El fútbol es un deporte no solo de fuerza, no solo de hombres heterosexuales, es un deporte de estrategia, de disciplina, de constancia. No se dejen llevar por lo que la sociedad nos dice y nos dicta, que es que la comunidad LGBTIQ+ no puede jugar fútbol, al contrario, demostremos que sí lo podemos hacer y lo podemos hacer muy bien”, concluye Antonio.

Balón de fútbol de Xolos – Foto de Alejandro Peña

Mi Valedor es una organización no gubernamental y sin fines de lucro. Nuestras actividades son posibles gracias a los donativos y al generoso apoyo de personas como tú.

Haz un donativo aquí
Alejandro Peña

Alejandro Peña

Valedor. Periodista a tiempo completo. Zurdo, cinéfilo, amante de la lectura, la música, el café y el chocolate. En contra de las farsas sociales. Otro venezolano emigrante.

Déjanos un comentario.

Relacionadas

Lo más reciente

¿Quieres hacer un donativo?
Copyright © 2020 Mi Valedor
Centro Creativo y de Reinserción Mi Valedor, A.C.
Atenas 32, Int. 11. Colonia Juárez, CDMX
Somos parte de
INSP international network of street papers
Síguenos
  • facebook mi valedor
  • instagram mi valedor
  • twitter mi valedor
  • youtube mi valedor
  • contacto mi valedor
  • spotify mi valedor
Sitio web desarrollado por Soto Comunicación
Revista Mi Valedor

Mi Valedor es la primera revista callejera de México que ofrece un modelo de autoempleo para poblaciones vulnerables (personas en situación de calle, migrantes, madres solteras, personas con capacidades especiales, entre otros). Apoya al proyecto haciendo un donativo.

dudas, envianos un whatsapp