Héléne Elizabeth Louise Amelie Paula Dolores Poniatowska Amor, mejor conocida como Elena Poniatowska, es una escritora y periodista de origen francés con una importante y trascendental trayectoria literaria que abarca géneros como novela, cuento, poesía, ensayo, crónica y adaptaciones teatrales.
Reside en México desde 1942 y en 1969 obtuvo la nacionalidad. En 1955 publica su primera novela Lilus Kikus, y posteriormente obras como Todo México (1990), Paseo de la Reforma (1997), Todo empezó en domingo (1998), Juan Soriano, niño de mil años (1999), Hasta no verte Jesús mío (2014), Las indómitas (2016), Revolutionary women of Texas and Mexico (2020), Querido Diego, te abraza Quiela (2021), entre otras de gran relevancia.
Las crónicas de la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, Ciudad de México, está entre sus trabajos más destacados, por ser uno de los acontecimientos históricos más importantes del país. En 2007 se creó un premio literario con su nombre y en 2013 recibió el premio Cervantes.
En 2011 inaugura la Fundación Elena Poniatowska Amor, ubicada en la colonia Escandón, CDMX, con el objetivo de “recopilar, clasificar y digitalizar todos los materiales del archivo bibliográfico y personal” de la célebre autora. Actualmente, están impulsando el apoyo “a los grupos sociales que la escritora ha retratado en su obra”, además de “difundir la cultura, en especial la literatura y la lectura”, creando vínculos con organizaciones, instituciones y poblaciones vulnerables.
“Básicamente lo que busca Elena, y por lo tanto su hijo Felipe Haro como director, es que este espacio sí funcione para preservar todo el archivo y todas las publicaciones que ha hecho (Elena), pero al mismo tiempo que sea un punto de diálogo, un punto de conexión, donde varias organizaciones y personajes dialoguen, porque creemos que los conflictos culturales y sociales son muy complejos, y a veces no nos damos abasto”, le explica a Mi Valedor Carolina Aranda Cruz, directora académica y de eventos especiales de la Fundación, al tiempo que apunta que estos voceros deben representar “diferentes problemáticas, porque el arte nos ayuda a eso, a divulgarlo, y también a imaginar un futuro mejor”.
Para consolidar este panorama, la Fundación, según nos comenta Carolina, está poniendo especial atención en “toda la cuestión del archivo, ahora en un mundo digital tenemos que hacer ese trabajo, pero también queremos reactivar cuestiones relacionadas con talleres, actividades, charlas, foros, y que este lugar también sea para que se formen nuevos escenarios, porque también es importante la educación, y como somos muchos, las instituciones también necesitan ayuda”.
“Tu educación te da formación, te puede dar disciplina, pero también tienes que aprender a actualizarte, de manera que sea como más natural, y cuesta trabajo, en un país como el nuestro. A mí se me hace horrible como las diferencias de clases existen, no deberían de existir pero, por ejemplo, un niño de una escuela particular luego tiene los pizarrones electrónicos mucho antes que alguien de una escuela pública, y eso sí crea una diferencia en la vida profesional, y eso no debería pasar, por eso es muy importante que las fundaciones retomen estas actividades para ayudar a justamente entendernos como mexicanos, y centrarse en apoyar a la juventud, a los niños”, agrega.
Entre las actividades adelantadas por la Fundación, Carolina nos cuenta que “vamos a tener una lectura en voz alta con otra Fundación, y los niños van a leer uno de los primeros libros de Elena, que es Lilus Kikus, y también se va musicalizar, entonces es interesante porque algo que siempre hace falta con todas las artes es que se comuniquen, vivimos en un mundo hiper especializado, y el problema es que, o sea, está bien que te sepas enfocar en algo, pero también necesitas darle dimensionalidad a una obra, no puedes simplemente decir: ‘ah, bueno, esta persona solo se dedicó a escribir’; no es cierto, por ejemplo, Elena conoció a pintoras y pintores, a artistas de teatro, entonces vamos a hacer esto justo para que se empiece a darle dimensionalidad también a este personaje (Elena) que tenemos”.
Actualmente, la Fundación Poniatowska tiene en su página web un concurso, y Carolina pide que ingresen y se informen, porque “necesitamos gente que participe, fuimos también a una conferencia vía virtual a la universidad tejana UTRGV (The University of Texas Rio Grande Valley), pero ahorita estamos esperando en esta convocatoria, porque ya se había cerrado, sino en la siguiente, que los mexicanos en EEUU también se animen. Nos han llegado novelas de España, de todas partes de Latinoamérica, entonces las personas mandan sus textos y está bien porque muchas veces los concursos son para gente que ya publicó, y ahora este es un poco más democrático. Eso me gusta, podemos descubrir nuevos talentos, y eso es algo bueno. O sea, es de las cosas que más me gustan, porque justamente es esto, democratizar, saber que todos podemos ser creadores”.
La Fundación desea trabajar más de cerca con esos mexicanos y mexicanas que están en Estados Unidos, “porque ellos tienen también sus propias historias y sus propios conflictos, y hablando un poco de la frontera, me gustaría resaltar que ahorita que vivimos en un México donde hay muchísima migración, ellos han vivido con muchos conflictos durante largo tiempo justo por la migración, porque están de paso, y hay unos que se quedan porque las circunstancias así lo quieren, entonces también por eso nos queremos seguir diversificando. Así que espero que en el futuro exista más diálogo con ellos”.
Uno de los retos más grandes a los que se enfrenta una Fundación como esta, de acuerdo a su punto de vista, “es que el archivo se quede donde el autor residió la mayor parte de su vida, o en el país de origen”, pues por ejemplo muchos textos de Elena describen lugares y conflictos de México, y al leerlos, a la gente le pueden llegar más profundo, por encontrarse en medio de esos escenarios.
“Otro reto también es en parte seguir creando, haciendo espacios, una vez que Elena fallezca. No tiene porqué terminar ahí la labor, porque justamente ella siempre quiere toda esta cuestión de que se hagan talleres, que se hagan foros, espacios, porque es su visión, es parte de su poética, y por eso lo ha plasmado en sus libros, y el otro reto es ahora la digitalización, porque hablando de los mexicanos en Estados Unidos o de cualquier otro lugar al que se vayan, dices, bueno, es justo que ellos lo conozcan y así también decirles que México no es tal vez lo que ciertos periódicos te digan, o lo que una clase social te diga, entonces ven y así vas enriqueciendo a tu propio país, pero es complicado porque sería cuestión de tocar tierra también, hacer migas con el mundo académico y luego pues a veces son mundos muy contrarios”, apunta.
“Entonces por eso creo que nuestro objetivo principal es también, digo eso obviamente desde un punto de vista un poco más metafísico, juntar a la Academia con lo social, y que no se peleen, porque ahorita más que nunca con los problemas ecológicos, sociales que tenemos, nos necesitamos juntos”, añade.
En cuanto a las donaciones, Carolina señala que pueden ser “monetarias, por supuesto, pero en el futuro también, por ejemplo, con los bazares, que por cierto tenemos uno con Mi Valedor en diciembre, y todos estos eventos, por supuesto también estaremos abiertos a que se hagan colectas y de esa manera socialmente apoyar a la comunidad, porque a veces necesitamos recursos no materiales, más allá del dinero”.
Al mismo tiempo tienen una venta de libros de Elena, “nos queremos diversificar, pero empezamos con esto, porque también ahorita digamos que para fortuna nuestra el mundo editorial está creciendo. Tenemos ahorita la Feria del Libro de Coyoacán, entonces digamos que nos enfocamos un poco en esta cuestión, mientras empezamos a orquestar todo lo demás”.
A su vez, están vendiendo obras de arte donadas por extraordinarios artistas como Antonio Galván Duque, Juan Calderón, Octavio Ocampo y Raúl Anguiano, entre otros, que van desde grabados hasta litografías.
Finalmente, al preguntarle a Carolina sobre la participación de Elena Poniatowska en las actividades de su Fundación, sostiene que “ella tiene su trabajo, pero a veces viene aquí, especialmente en diciembre para las posadas; algo que queremos hacer justo para que se conozcan entre sí más comunidades es en diciembre hacer una invitación a toda la gente que colaboró durante el año y eso sería fantástico, entonces vamos a empezar este año con eso, con los eventos que hicimos y ella viene generalmente, pero también si le interesa algo en específico siempre trata de venir nada más que su agenda es muy apretada, o sea, viene a todo lo que puede, de hecho el día de la presentación (del libro Valedoras de Iztapalapa, editado por Mi Valedor), no pudo estar aquí porque tenía una entrevista”, pero estuvo leyendo el libro y le indicó que le hubiese encantado asistir.
Subraya que a Elena le interesa mucho apoyar a las juventudes, para inspirarlas a lograr lo que quieran, porque muchas veces tienen que realizar labores que no disfrutan y quizá llegan a desanimarse, pero que sepan que como ella, que ha construido mucho y ha alcanzado numerosas metas, si se dedican con esfuerzo y se mantienen constantes, también podrían llegar más lejos de lo que imaginan.
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Haz un donativo aquíValedor y periodista a tiempo completo. Zurdo, cinéfilo, amante de la lectura, la música, el café y el chocolate. En contra de las farsas sociales. Otro venezolano emigrante.
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Soy Concha León Portilla y tengo 66 años cumplidos. Desde hace ocho años dirijo, escribo y conduzco Enlace50, un programa de radio dedicado al tercer acto de la vida, a la tercera edad, a la vejez, o como cada quien prefiera llamarlo. La escritora Marianne Williamson le dice: “la edad de los milagros”. Yo creo […]