PodrÃa pensarse que esta edición gira en torno a la religión, pero no es asÃ: nos propusimos escapar de ese paradigma.
El ser humano busca materializar sus creencias en Ãconos, objetos, animales mÃticos, situaciones mágicas… Estas ideas que definen nuestra filosofÃa individual tienden a agruparse para asà legitimarse como verdades. A simple vista, las creencias simulan ser abismalmente diferentes, pero todas convergen en el antiguo antropocentrismo que define nuestras devociones y neutraliza el miedo que nos provoca la gran incertidumbre que trae consigo el existir. Al mismo tiempo, la fe nos da el impulso de seguir mirando pa’ delante: la vida se va diluyendo mientras intentamos cumplir las promesas que hacemos al santo, al padre, al trabajo, al sistema, a nuestro equipo de futbol, a la patria, al grupo de música, a la secta, al artista favorito o a nosotros mismos.
Algo que me encanta de nuestra cultura chilanga –y en general, mexicana– es que acompañamos la fe con interminables celebraciones. Algunas de ellas están institucionalizadas y otras aparecen por la necesidad de pertenecer. Nos fascina encontrar la excusa perfecta para hacer fiestas en torno a la devoción; adoramos los festejos en masa y los sacrificios que nos imponen las creencias.
Creámosle o no, Jaime Maussan tenÃa que ser parte de esta edición. Con gran maestrÃa, Bernardo Esquinca abre la revista con un tópico que no podÃa faltar: la brujerÃa. Oscar, nuestro ilustrador invitado, interviene con todo su estilo la revista y da vida a la portada. En la selección de fotos mostramos el trabajo de Marcolino Chárrez, Tonatiuh Cabello, José Arnaud-Bello, Daniel Villa, Arturo Lara RamÃrez y Toni François.
Nuestra condición humana nos obliga a cuestionar nuestra realidad individual, y a decretar cambiarla a través de rituales –que volvemos a celebrar cuando hemos sido escuchados y recompensados. Por eso hay que mantener viva la esperanza. Si acaso, la desilusión llegará cuando veamos incumplidas nuestras peticiones. No importa: no hay peor lucha que la que no se hace.
Disfruten,
MarÃa
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