La Ciudad de México creció hasta comerse a las montañas circundantes. Lo hizo absorbiendo zonas rurales, chupando con fuerza los recursos naturales. Los esfuerzos de algunos urbanistas talentosos quedaron cortos: el poblamiento informal se caracterizó por el descontrol, mientras que el formal fue heterogéneo y en algunos casos, sucumbió a la corrupción, viendo por los intereses de unos cuantos. Los resultados son de todos conocidos.
Esto hace que nuestra urbe sea única, con tipologÃas habitacionales tan diversas que rayan en la anarquÃa. El folclor urbano es una saturación insaciable de colores, estilos únicos, formas de vida, mezcla de épocas e influencias arquitectónicas: del barroco y el neoclásico al art nouveau y art decó , pasando por el californiano, el modernismo, el minimalismo churrigueresco… la suma de la belleza.
El hábitat suele ser el reflejo de una persona: las fachadas de las casas están llenas de signos que denotan la personalidad del habitante. Se puede decir mucho del defeño con tan solo observar el frente de su casa. AsÃ, la vivienda define a la sociedad y su estructura. El hogar delimita lo que pasa en la privacidad, pero los lÃmites son cambiantes y etéreos. En esta ciudad lo privado no necesariamente sucede en la comodidad del hogar; pasa en las calles. Y lo mismo ocurre a la inversa. La casa mexicana se modifica según las necesidades del habitante: casa-miscelánea, casa-comidacorrida-garagetaller, patio-bar, departamento-oficina…
Sin embargo, pasamos la mayor parte del tiempo fuera del lugar donde habitamos; por eso es que mostramos la propuesta de Sonia Madrigal y su interesante visión del tiempo vivido en el transporte. Tuvimos el privilegio de entrevistar a la cooperativa Palo Alto, un modelo de vivienda que es ejemplo de resistencia en un sistema como el nuestro, donde los intereses corporativos acaban con las colonias sin importar su contexto o su historia. Además mostramos la serie de fotografÃas de Livia Radwanski, quien nos comparte su interesante perspectiva sobre la gentrificación. Fuimos a Xochimilco a presenciar cómo vive la gente en la zona patrimonio de la unesco. Luis Guillermo Hernández nos comparte su crónica acerca de los maestros en plantón, con la cual nos identificamos por tenerlos presentes en nuestra rutina diaria hacia las oficinas de Mi Valedor. Óscar, uno de nuestros valedores más activos, nos escribe los recuerdos previos a su vida en las calles. Y como preludio al tema, presentamos un cuento de Leonardo Tejeda.
Ojalá les guste,
MarÃa
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