De la precarización perpetua hacia un sistema nacional de cuidados

De la precarización perpetua hacia un sistema nacional de cuidados

08/08/2022
Por Mariana Sánchez Razo

En el último par de años ha sido frecuente recordar las problemáticas que ha desatado la epidemia de SARS-COV2, principalmente las relacionadas a circunstancias políticas, económicas y por supuesto de salud, sin embargo, uno de los problemas más críticos e importantes es a su vez el más antiguo e ignorado: las labores domésticas y de cuidados. 

 

La información y percepción que tenemos sobre esta labor tiene su origen siglos atrás ya que en nombre del amor y del matrimonio muchas mujeres llevan a cabo un trabajo de 24 horas, los siete días de la semana. Por comodidad y costumbre, se ha perpetuado la idea de que dicho trabajo es intrínseco a las mujeres y como parte de un sin fin de mitos y estereotipos, el trabajo en casa y la crianza de los hijos es parte de un instintivo y natural sacrificio amoroso. 

Dichas labores son un pilar fundamental para la sociedad, no solamente por el valor íntimo y personal que significa sobrellevar un hogar, sino porque de ahí parte el óptimo funcionamiento de la sociedad. En el texto Calibán y la Bruja, Silvia Federici explica que la explotación de las mujeres tuvo una función central en la consolidación del modelo capitalista, ya que ellas son, en primer lugar, las productoras de la mercancía capitalista esencial: la fuerza de trabajo. Sumado a esto, la autora retoma a Dalla Costa y señala que “el trabajo no-pagado de las mujeres en el hogar fue el pilar sobre el cual se construyó la explotación de los trabajadores asalariados, así como también el secreto de su productividad”; como efecto de esto, Federici explica que este sistema de producción no reconoce dicha labor como una actividad socio económica sino que la constriñe como recurso natural y servicio personal. 

Lo anterior implica también la nula posibilidad de autonomía para las mujeres, sin remuneración alguna ni opción laboral alternativa. En tiempos de pandemia se ha acentuado dicha precarización y el desgaste emocional se vuelve cada vez más evidente, “nunca se dice que el trabajo doméstico es el servicio más esencial que hay porque cada día reproduce la vida. Reproducir la vida tiene muchos elementos, no es solamente limpiar, cocinar, llevar a los niños al parque, es todo un trabajo emocional”, menciona Federici.

Para Claribed Palacio, presidenta de la Unión de Trabajadoras Afrocolombianas del Servicio Doméstico, la lucha más fuerte ha sido la de traer a la esfera social un tema que debería ser de orden gubernamental “Los movimientos no tendríamos que estar incidiendo para que se visibilice nuestro trabajo tanto remunerado como no remunerado, sino que debería ser un asunto de Estado” y es que no sirve de mucho honrar y agradecer a nuestras madres y cuidadoras si no cambian los procesos económicos sistemáticos que se invisibilizan al cruzar las puertas del hogar. Luzmila Montoya, nacida en Nicaragua, menciona que se trata de una crisis antigua, que la lucha ha sido larga “se sigue luchando por los mismos motivos pero los trabajos de cuidados nunca se detuvieron”.

Ma. de la Paz López Barajas, consultora experta en políticas públicas explica las múltiples aristas en el cuidado de una persona, además de la pandemia existen distintas enfermedades crónico degenerativas que requieren cuidados extremos o permanentes, además, una parte de la población carece de autonomía por alguna discapacidad. Otro aspecto importante es el hecho de que poco a poco pasamos de ser una población joven a una longeva, se extiende la esperanza de vida y es probable que la mayoría de las personas, como adultos mayores, necesitemos cuidados inmanentes. Sobra decir que, incluso en circunstancias favorables, lejos de un contexto pandémico, no todas las personas tienen acceso a dichos cuidados. 

Actualmente, se busca impulsar una coordinación por parte del Estado que incorpore el cuidado de la salud y la educación, el cual implica la articulación de todos los niveles necesarios de cuidado. María de la Paz atribuye este importante paso al ejecutivo actual pero sobre todo a las diputadas del congreso paritario, mujeres que han buscando continuar con la ruta del cuidado en las políticas públicas, sin embargo, considera que la Secretaría de Hacienda es fundamental pues se trata de buscar una distribución entre empresas, familias y sobretodo el Estado.

Sistema Nacional de Cuidados 

En colaboración con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) y como resultado de una investigación profunda relacionada con el tema, se propone la creación de un conjunto de políticas, programas y acciones para garantizar los derechos de todas las personas que brinden y necesiten cualquier tipo de cuidado. Distintos grupos y organizaciones buscan crear la Ley General del Sistema Nacional de Cuidados a través de la reforma de los artículos 4 y 73 de la Constitución. Los siguientes son solo algunos de los datos obtenidos con el estudio realizado: 

  • El trabajo doméstico no remunerado equivale al 27.6 % del PIB nacional (INEGI 2021).
  • Las mujeres sostienen el 75 % del cuidado no remunerado en México (CEEY 2022).
  • Las mujeres dedican 43 horas semanales, en promedio, a tareas del hogar y cuidado no remunerado, esto es 2.3 veces más que los hombres (México cómo vamos 2021).

(https://ceey.org.mx/el-sistema-nacional-de-cuidados-en-5-puntos/).

Estas políticas pretenden romper con la pobreza sistemática pues el 63% de las mujeres pueden mejorar su situación económica de origen si se tienen los cuidados adecuados en la niñez. Sumado a esto, se busca mejorar los servicios educativos, de salud y rehabilitación; además de abarcar numerosos problemas derivados de la precariedad doméstica y laboral, como lo es, la violencia familiar y las restringidas oportunidades de desarrollo laboral para todas las personas. 

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Mariana Sánchez Razo

Ex ex teatrera y estudiante de letras. Artista audiovisual amante del absurdo y el simulacro que resulta del lenguaje y la experiencia estética.

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