Al final del túnel. TOPOS: rescatando personas desde el temblor de 1985

El sismo del 19 de septiembre de 1985 probablemente sea uno de los eventos que más ha marcado a México. Aún aquellos que nacimos después, crecimos escuchando historias y viendo cómo los ojos de nuestros padres y abuelos se anegaban en lágrimas al recordar lo que se vivió en aquellos días. Hace dos años, la historia volvió a repetirse: otro sismo sacudió nuestra ciudad, y con ello los recuerdos y memorias de aquellos que vivieron el primer temblor. Pero esta vez la respuesta llegó con rapidez, la ayuda no se hizo esperar, porque la gente estaba lista para actuar: ya contábamos con brigadas preparadas como los Topos.

La Brigada de Rescate Topos Tlatelolco es una asociación civil que se conformó oficialmente en 1986, pero su historia se remonta a unos meses antes, en el temblor del 85, cuando las personas dejaron de esperar a que llegara la ayuda y se pusieron manos a la obra, luchando por rescatar a conocidos y desconocidos de entre los escombros. Sin herramientas, preparación o ayuda de algún tipo, se valieron de sus cuerpos y cuanto tenían a su alcance para salvar todas las vidas que pudieran. Entraban y salían entre piedras y muros derrumbados, deslizándose en pequeños túneles oscuros, hasta que alguien en la prensa mencionó
que parecían “topos” y se les quedó el mote.

Casi treinta años después, Fernando Álvarez sigue formando parte del grupo como rescatista. Luego de haber dejado a los Topos para terminar su carrera, regresó y ahora es el encargado de Enlaces Institucionales. “Yo estuve en el sismo del 85”, nos cuenta: “Me tocó sacar a personas atrapadas en el Multifamiliar Juárez, en la Roma y en la Doctores. Fue un acto de fe. No había capacidad suficiente de respuesta de las autoridades y faltaba gente para
sacar a los heridos. Eso me impulsó a ayudar”.

Fue esta hermandad que surgió durante el terremoto lo que los llevó a crear el grupo, pero
con ello vino un reto mayor: estar preparados para cualquier eventualidad. Todos los miembros son voluntarios y todos deben capacitarse, acudiendo a un entrenamiento teórico-práctico cada domingo para mantenerse actualizados. La brigada también cuenta con perros rescatistas para estructuras colapsadas, que buscan a personas que pudieran haber quedado bajo los escombros.

Hoy en día, los Topos atienden diversas catástrofes, como deslaves, desbordamientos de ríos, accidentes aéreos y ferroviarios, explosiones o inundaciones, tanto a nivel nacional como internacional, lo cual los ha llevado a ganar reconocimiento y formar parte de organizaciones como la Liga Internacional de Rescate y Asistencia de la onu. Ante la cuestión de qué es lo primero que pasa por su cabeza cuando le avisan que hay una catástrofe, Fernando responde: “Mandar la señal de alerta a toda la brigada y empezar a investigar la ayuda que se va a requerir, dimensionar el tamaño de la emergencia, porque de eso depende la cantidad de recursos y personal que se va a necesitar; hay que armar la logística en horas, llegar lo antes posible”.

Al preguntarle qué ha sido lo más fuerte que han tenido que enfrentar como equipo, Fernando hace una pausa y luego enumera: “Japón, Indonesia, Haití, Nepal y la CDMX son los eventos más fuertes”, y añade: “A veces hay grupos que ya no quieren entrar a otros lugares, como pasó en Nepal, donde los grupos se dedicaron a la ciudad. Nosotros decidimos ir a la cordillera del Himalaya porque a esos poblados nunca llegó la ayuda. Había un bebé con una fractura que no había sido atendida en una semana. Uno va porque sabe que se requiere”.

Al ser una organización sin fines de lucro, los Topos dependen enteramente de los donativos de terceros. Por ello, al momento de una emergencia, la brigada debe buscar donadores de transporte, así como de los alimentos, herramientas y medicamentos que necesitarán llevar. “Siempre recurrimos a empresas o asociaciones para solicitar ayuda y llegar con todo lo necesario al lugar de la emergencia”.

Para Fernando, lo que más nos hace falta es tener una cultura de protección: “Pasaron 32 años y seguimos sin ella. Debemos exigir que el gobierno nos dé esa cultura. No es solo hacer simulacros, es cumplir con la ley, tener brigadas internas de protección civil. Como población tenemos la responsabilidad de prepararnos y no depender solo del gobierno”. Asimismo, señala que es importante mantenernos informados, pues a veces cometemos errores como el colocarnos debajo del marco de las puertas: “No lo hagan porque las puertas ya son de aluminio o la madera está débil, y no resisten. Tampoco es cierto que te salvas si sales corriendo o te subes a la azotea, lo mejor es replegarse en una posición segura, en especial si se está en un segundo piso o más”.

Como sociedad, nos falta derrumbar las barreras que nos separan, dejar de pensar en nosotros mismos y empezar a voltear a los lados para ver a quién podemos echarle una mano. “Debemos ser más conscientes de las necesidades del país y ver cómo podemos ayudar a una institución que sea afín a nuestros intereses. Siempre hay formas de asistir a quienes lo necesitan, no solo con los Topos; pueden ir a albergues de niños, cuidar de personas mayores, dar comida al que no tiene…”.