Arte Obrera, proyecto artístico independiente que trabaja en pro del desarrollo humano y cultural de las comunidades

Arte Obrera, proyecto artístico independiente que trabaja en pro del desarrollo humano y cultural de las comunidades

30/04/2024
Por Alejandro Peña

En la colonia Obrera, específicamente en la calle Isabel la Católica #231, se ubica Arte Obrera, también conocida como ArO, en el Centro Josefa Lago Tigel. Se identifican como un espacio destinado a la educación artística, en el que también se organizan ensayos, recitales, conciertos, teatro y danza. Posee 32 salones con tratamiento acústico, una galería, un salón de usos múltiples y un auditorio a disposición de la comunidad cultural.

Mi Valedor fue hasta sus instalaciones para platicar con Eduardo Barajas, director, y Fernanda Parra, bailarina y cofundadora del centro.

Fernanda Parra, cofundadora de Arte Obrera – Foto de Alejandro Peña

Eduardo nos cuenta que a finales de los 80 e inicios de los 90, él comenzó un proyecto llamado La Última Carcajada de la Cumbancha (LUCC), en la calle Perpetua, colonia San José Insurgentes, al sur de la CDMX. Este lugar fue considerado como una de las sedes del arte emergente y la contracultura en el país.

No había lugares que tuviesen un espacio digno, digamos yo, buen sonido, techos alto. Normalmente el rock se tocaba en lugares muy pequeños, muy incómodo. Y aunque de inicio más bien queríamos hacer un espacio cultural, el rock coyunturalmente en esa época que fue finales de los 80 y de los 90, fue abriéndose justamente el espacio. Entonces empezaron ahí a hacerse presentaciones de música de rock y performances y danza contemporánea y exposiciones, entonces acabó por convertirse en un espacio emblemático”, nos comenta.

Eduardo Barajas, director y fundador de Arte Obrera – Foto de Jorge Perea

Así, Eduardo fue adquiriendo experiencia en eventos culturales, hasta que junto a Fernanda organizó un festival de culturas indígenas en el Centro Cultural del Valle del Mezquital, luego un Congreso de Educación Artística en el Centro Nacional de las Artes (CENART), en coordinación con el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), también una Feria del Libro en Benito Juárez, y “como muchos proyectos artísticos, culturales que nos fueron llevando, quizá por un camino como de visibilidad y después una inmobiliaria, con el dueño de este edificio, nos buscaron para ofrecernos que hiciéramos un proyecto comunitario, cultural, social, entonces pues hicimos ahí con ellos un acuerdo de cómo íbamos a operarlo. Las líneas académicas metodológicas son nuestras. Son metodologías de intervención comunitaria que hemos desarrollado. Fernanda, yo y muchos de los maestros que tenemos aquí, que son maestros muy elegidos, digamos, son maestros con ciertas características, que nos han permitido que el proyecto avance y que podamos tener éxito en las metas que nos hemos fijado”.

El arte educa y forma mejores seres humanos

En la actualidad, el proyecto está conformado por Eduardo, Fernanda, el arquitecto Enrique Sarabia, que es uno de los dueños del inmueble en el que se ubican, y trece maestros que imparten diferentes disciplinas. “Las vecinas de aquí de la colonia también ayudan en eventos especiales, en equipamiento y control de los niños y de los instrumentos”, explica Eduardo. Fernanda detalla que los maestros de música enseñan “de cuerdas: violín, viola, guitarra, bajo, contrabajo, chelo. De percusión, batería; también piano, canto. Y ya de escénicas es ballet, danza urbana, danza aérea y teatro. De artes: Artes plásticas y literatura. También teoría musical”.

Trabajan con niños desde los 5 años, adolescentes y adultos. “En realidad es un espacio abierto, más allá de ese esquema académico por edades, aunque en donde es importante que sean similares, digamos, es importante que sean de la misma edad o cercanos para que los avances sean homogéneos. Pero también tenemos excepciones”, señala Fernanda, quien también apunta que llegan a las comunidades a través de las redes sociales, o se acercan a escuelas públicas y particulares a ofrecer becas, también hay gente que pasa frente al edificio y entra a pedir informes, o por el reconocimiento que han adquirido.

Eduardo indica que al principio Arte Obrera fue un proceso de intervención comunitaria, “iniciamos aquí clase con difusión en lo inmediato, no hemos parado, digamos, de salir a la calle, salir a plazas, salir a escuelas, sobre todo en las escuelas. Entonces les llevamos una muestra de nuestros alumnos. Y pues claro que visualizan tanto papás, mamás, como los mismos alumnos, que sería increíble poder tener la capacidad, la preparación, la educación como para poder ejecutar un instrumento así”.

Espacios internos de Arte Obrera – Fotos de Alejandro Peña

Entonces es constante nuestra cercanía y nuestro contacto con la comunidad, seguimos haciendo distribución de volantes, carteles, eventos. Hay eventos que hacemos de manera paralela, para darnos a conocer aquí, como unos bazares que estuvimos haciendo con productores de aquí de la zona, hacemos bazares en los que ellos traen productos que producen ellos mismos, señoras que traen cosméticos, velas que hacen, hombres que venden diferentes artículos de ropa o de accesorios. Y eso pues le da también mucha visibilidad al espacio, crea comunidad, crea vínculos entre ellos, y saben que es un espacio que les pertenece. Hacemos también presentaciones en las que vienen tías, primos, abuelos y pues bueno, se animan otros niños y otras niñas” añade.

Eduardo subraya que con sus actividades buscan principalmente el cambio, la transformaciónde nuestros alumnos y alumnas; llegan a veces inhibidos, a un salón donde hay muchos más niños y alumnos más avanzados, pero conforme van aplicándose, conforme se van esforzando, van encontrando fortalezas personales, se van dando cuenta que tienen la capacidad, que tocan mejor, que están más afinados y todo eso. Así se va construyendo un proceso de seguridad, de autoestima, de fortaleza individual, que se suma a la creatividad del arte”.

Lo importante es pasarla bien

Fernanda considera que han logrado reunir a un grupo de niños con altas capacidades, que aprenden en libertad, que acuden y avanzan en las materias porque les interesa, y que todo lo hacen por gusto y disfrute. También comenta que se rigen por el calendario de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y cada diciembre acostumbran a realizar presentaciones finales de diversas actividades. En verano dan una especie de curso intensivo, en el que los nuevos alumnos descubren qué les interesa del lugar y los regulares pueden ver otras materias diferentes.

Hemos fortalecido las clases que tienen mayor demanda, porque algo importantísimo para nosotros es que los niños vengan con gusto, que vengan con interés, que vengan y la pasen bien, que sea de manera divertida”, agrega.

Actualmente están desarrollando un coro, integrado por 15 niños y niñas de origen haitiano, de varias edades. Algunas madres los acompañan. “Lo que pasa es que estamos en la Colonia Obrera y es una zona que tiene características particulares, porque llegan muchos migrantes de Centro y Sudamérica. Aquí esperan la oportunidad para irse hacia el norte. Entonces es algo con lo que convivimos cotidianamente, y es nuestra primera experiencia de trabajar con migrantes en ese periodo de espera, que suele ser complicado, y podría marcar la vida de niños y niñas, estar esperando indefinidamente hasta que tengan la oportunidad de irse más hacia el norte. Entonces la maestra Silvi y Fernanda desarrollan un proyecto de un coro, con la metodología de la maestra Silvi, que es una metodología muy práctica y basada más bien en las cualidades y en la fisiología. Aquí vienen las mamás y se involucran. Y bueno, los niños ya tienen en esa espera una actividad creativa, lúdica” describe Eduardo.

Clase con niños y niñas de origen haitiano – Fotos de Alejandro Peña

Al mismo tiempo, están trabajando en el montaje de una presentación de baile con personas con discapacidad. “Es un proyecto que tenemos con un grupo de danza que se llama ‘Expreso Danza Express’, que es de la maestra Karina. Ella ha formado un grupo de danza para personas discapacitadas, entonces hay muchísimas capacidades diferentes, hay cognitivas, hay motrices, varias. Entonces el grupo está compuesto por esa variedad y es increíble ver cómo les motiva tener ensayos, moverse en un personaje, formar parte de algo que está coordinado, de algo donde su papel es importante, o sea, realmente es un proyecto increíble”, señala Eduardo, al tiempo que indica que planean presentar el resultado final de estas dos actividades a mediados del presente año, uno en sus instalaciones y el otro en la Universidad del Claustro de Sor Juana.

Las enseñanzas que han hecho crecer a ArO

En relación a la evolución que ha experimentado Arte Obrera desde sus inicios, Eduardo plantea que en las cuestiones prácticas mantienen un ritmo institucional, pero en lo cualitativo han ido afinando una metodología que les resulte más eficiente, “a veces el arte requiere de tiempo, de paciencia, de trabajo y cada vez las generaciones actuales pierden esa paciencia, están más dependientes de la inmediatez del celular, de las redes, o sea, yo me acuerdo que antes para conectarte a Internet te conectabas a través de un módem y tardaba unos minutos, pero era algo maravilloso, según nosotros, era muy rápido. Ahora si se tarda 15 segundos los niños se desesperan. Si bajan un vídeo o están viendo un vídeo para que se cargue, si tarda 10 segundos o 15 segundos, se preguntan qué está pasando, entonces han perdido la conciencia de que las cosas se tienen que trabajar, que hay que prepararse, que hay que esforzarse, que hay que hacer tareas, que hay que practicar. Eso creo que es importante y es algo en lo que aquí hacemos mucho énfasis para que haya esa visión”.

En cuanto a la comunidad con la que han venido trabajando todos estos años, resalta que ha notado preocupación por el bienestar de sus hijos e hijas, que se esfuerza por darle mejores herramientas, “que son muy solidarios, que siendo parte ya de la comunidad te integras y siempre vas a encontrar apoyo, confianza. La verdad es que nos ha sorprendido gratamente, hay muchísimo compromiso con sus hijos e hijas, ellos son lo más importante, y coincidimos, porque para nosotros también lo más importante son los hijos e hijas de la comunidad”. Los padres o representantes dejan a los pequeños en las instalaciones a las cuatro y los recogen a las ocho, dos veces por semana. Cuando tienen eventos regresan para la presentación, y en los días que se organizan salidas, como al teatro, se arma un grupo que apoya en la custodia de los niños y en la vigilancia.

Hay que afrontar la falta de sensibilidad del Gobierno

Los retos de mantener un proyecto como Arte Obrera son varios, y Eduardo remarca que “son los mismos que tiene el desarrollo social en la Ciudad de México y quizá la falta de presupuesto, la falta de sensibilidad del Gobierno, la falta de visión de las políticas culturales, de la importancia que tiene la educación artística en las etapas infantiles, la formación del ser humano”.

Por otra parte, explica que las políticas culturales están basadas en crear espectadores que, por ejemplo, sólo admiran el teatro, pero llegan hasta ahí, sin destacar todo lo que hay detrás, y es difícil “apreciar el teatro cuando no has formado parte de él. Creo que es muy importante la experiencia creativa, la experiencia formadora del arte para que entonces puedas apreciar tanto los valores sociales que te rodean como las propuestas artísticas también. Entonces, definitivamente, igual que toda la comunidad artística, el tema de una visión de reconocimiento de la comunidad artística y las labores que hacemos y la parte de los apoyos. Eso es lo que lo que nos ha costado mucho trabajo, digo, somos independientes, lo hemos logrado, vamos avanzando, pero con un poco de sensibilidad, de apoyo, podrían cambiar radicalmente la vida de decenas de niños, así como lo hacemos nosotros precariamente”.

Actividades de ArO – Fotos de Arte Obrera

Arte Obrera subsiste por las cuotas que aportan padres y madres de manera voluntaria, pues no cobran una mensualidad fija. Llegaron a un acuerdo para que cada quien contribuya con lo que puede. Muchos de los alumnos tienen becas completas y otros parciales, además “hacemos el trabajo de los bazares, de los eventos. Tenemos aquí un salón como de eventos sociales, que también nos deja algo de recurso, o sea, es la misma comunidad la que mantiene el espacio, y ahí vamos, avanzando bien”.

Justamente estamos trabajando para incrementar nuestra matrícula, que haya más niños y niñas beneficiados y estamos trabajando también para resolver el tema de presupuesto, que nos permita asegurar las nóminas, los materiales, este no es negocio de nadie. O sea, nadie lucra, ni siquiera la misma inmobiliaria que tiene este espacio, que es de la familia Sarabia, ni siquiera ellos reciben un peso, al contrario, ellos pagan prediales, todo lo que requiere un inmueble, y nosotros pagamos los gastos corrientes, la nómina de maestros, materiales, o sea, la verdad es que es un proyecto muy generoso, que no tiene fines lucrativos para nadie”, agrega.

Asevera que es un proyecto como pocos en Ciudad de México, independiente, donde quienes están se mantienen allí por vocación, creando una familia con características propias, con visión de desarrollo basado en el arte y la disciplina.

“Vengan a ver lo que hacemos, conozcan el proyecto”

Eduardo dice que la mejor manera de ayudar a que Arte Obrera siga existiendo es “trayendo a niños y niñas a que se inscriban, a que trabajen con nosotros, que crezca la matrícula, que crezcan las aportaciones. Que nos recomienden, que vengan a ver lo que hacemos, que conozcan el proyecto”.

Actividades de ArO – Fotos de Arte Obrera

Vamos bien, hemos crecido mucho, estamos muy orgullosos de las 4 generaciones que tenemos de alumnos egresados, muchos de ellos ya están en las escuelas del INBAL, otros no, se fueron por el arte, simplemente son mejores personas, son más responsables en sus escuelas, en sus labores cotidianas. El arte ayuda, transforma, si lo vemos desde el punto de vista biológico, el escuchar música, el ver cine, el ver teatro te genera cambios internos biológicos y te crea mayor conciencia y un sentido crítico. Entonces, invito a la Comunidad a que lo defendamos, a que lo apoyemos, a que nos acerquemos y fortalezcamos como sociedad proyectos que son de beneficio social”, concluye.

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Alejandro Peña

Alejandro Peña

Valedor y periodista a tiempo completo. Zurdo, cinéfilo, amante de la lectura, la música, el café y el chocolate. En contra de las farsas sociales. Otro venezolano emigrante.

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