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“Mi estética se llama ‘Thalía’ porque para mí Thalía es WOW, lo es todo”, nos dice Jessica Hernández, justamente sentada en un sofá dentro de su negocio, ubicado en Cuautitlán, Estado de México. Viste el uniforme del equipo de voleibol al que pertenece desde hace 18 años, Jade, compuesto ahora por mujeres de edades comprendidas entre los 40 y 50 años.
Foto de Alejandro Peña
Con una actitud amable y un semblante sereno y maduro, como quien ha sabido aprovechar los aprendizajes que te ofrece la vida, nos cuenta parte de su historia.
Además de deportista y estilista profesional, es enfermera, aunque sin ejercer. “Cuando estudiaba la prepa e iba en quinto semestre mi mamá me dijo, ‘hija, necesito hablar contigo’, y me dijo, ‘yo tuve hijos para que fueran felices, y yo quiero que tú seas feliz. Por mí puedes terminar la universidad o una maestría y te la vamos a pagar, tu papá y yo te vamos a apoyar. Pero tienes una identidad legal que no corresponde con tu identidad, y cuando vayas a buscar trabajo te va a costar mucho’, porque estamos hablando de hace muchos años, y me dijo, ‘salte y ve a una escuela donde puedas ir como tú quieras ir’. Y eso me dio más libertad”, recuerda Jessica, una mujer trans mexicana.
Foto de Alejandro Peña
Su primer novio formal también la aconsejó en ese aspecto. “Me dijo, ‘te voy a decir algo que te va a doler, pero las mujeres como tú en este país, en este momento (años 90), tienen dos opciones, o son estilistas o son prostitutas’, claro, sin demeritar el trabajo sexual ni mucho menos, pero me dijo, ‘para mí tú eres una niña de casa y deberías estudiar estilismo’, y a mí no me gustaba, pero me dije, ‘bueno, al final del día creo que voy a aprender a maquillarme a mí misma’, y fue muy bonito. Posteriormente hice la carrera de enfermería ya siendo estilista, entonces le debo todo al cabello, hasta viajar a otro país. Este lugar en el que estamos también lo ha hecho visible la televisión mexicana, he salido un par de veces en las noticias, pero ha sido justamente por el tema del voleibol. Esto me ha dado la oportunidad de poder mantener el deporte, porque obviamente no es nada gratis. Al final del día también invertimos y es muy feo que te pongan todas esas trabas y que te digan que no puedes jugar. Soy una mujer como cualquier otra, con una vida sana, estable, bonita y siento que me van a seguir saliendo muchas otras oportunidades”.
Jessica juega voleibol desde niña, “lo traigo en la sangre”, nos dice. Lo jugó en primaria y secundaria, sin tener problema alguno con su identidad de género, porque a esa edad los equipos son mixtos.
Cuando entra a la preparatoria, se presenta el conflicto inevitable: jugar con el equipo femenino o masculino. “Yo no entraba porque sabía que me iban a poner a jugar con los hombres. Pero un día el profesor de educación física me ve jugar y me dice, ‘oiga, señorita, ¿usted por qué no está inscrita en la selección?, si usted juega muy bien’, y ya le dije, ‘es que usted me va a poner a jugar con los hombres y yo no quiero’, entonces me dijo, ‘no, usted está muy equivocada’, y me metió a un baño donde había un espejo enorme y me dijo: ‘¿qué mira usted en ese espejo?’, yo le dije que veía nuestro reflejo y me dijo, ‘no, algo más profundo’, y le dije, ‘pues veo a un hombre y a una mujer’. Y me contestó, ‘justamente, lo que usted ve es lo que usted representa; entonces, cualquier problema que tenga, yo lo voy a resolver, pero yo quiero que esté en mi selección’. Y empecé a jugar ahí voleibol femenino”.
Cortesía de Jessica Hernández
Esa conversación marcó un antes y un después en su vida. Sin darse cuenta al momento, ese profesor le dio el aliento y apoyo que necesitaba para convertirse en deportista profesional. Ese docente no vio a un chico disfrazado, como los sectores más conservadores de la sociedad insisten en afirmar con sus discursos de odio; vio a una chica, que vive y siente como tal, que no aparenta nada, sino que simplemente es.
A partir de allí, participa en varias competencias escolares, y luego de salir de la preparatoria la invitan a jugar en una liga en el Estado de México, “y jugué sin ningún problema la primera temporada, porque en ese tiempo era muy andrógina, entonces no tenía ningún problema. Pero en la segunda temporada, desgraciadamente, llegó el entrenador de un equipo que me conocía desde muchos años atrás y dijo que por qué estaba jugando, que yo no había nacido niña, y que no era justo que yo jugara ahí. Y empezó una serie de muchas situaciones, mucha discriminación, donde tiene uno que sacar y tener mucha resiliencia. Comencé un camino muy largo para poder jugar hoy en día voleibol femenino a nivel nacional en este país”.
Cortesía de Jessica Hernández
Jessica, quien por cierto decidió mantener ese nombre porque sus compañeritos del colegio así la bautizaron, inició su proceso de transición en la secundaria, cuando comenzó a automedicarse.
“Me vestía esporádicamente de niña en los convivios y me empecé a dejar crecer el cabello, y saliendo de la secundaria quemé toda mi ropa de niño y empecé a andar como mujer las 24 horas los 7 días de la semana, y esporádicamente me empecé a hormonar, automedicándome, y después a los 18 años comencé con las cirugías plásticas. Mi primera cirugía fue la de nariz, después las boobies, y progresivamente los otros procesos quirúrgicos para completar la transición. Y no existía como hoy en día toda la apertura, toda la información que se tiene, no conocíamos que podíamos ir con un endocrinólogo para que nos medicara. Estoy hablando de hace 30 años, ahora hay clínicas especializadas y están obligados a darte tu terapia de reemplazo hormonal”.
Mientras se hacía las cirugías, pausó la actividad deportiva, pero nunca pensó en abandonarla. En algún momento acudió oficialmente con un endocrinólogo y dio pie a su tratamiento médico con todas las de la ley.
Cortesía de Jessica Hernández
Una vez culminada su transición, retomó el voleibol sin interrupciones, aunque no sin tropiezos. Como sucede en toda sociedad desinformada, tuvo que enfrentarse a los prejuicios de quienes insisten en excluir a las mujeres trans de cualquier actividad que sea considerada meramente “femenina”.
“Había personas que decían, ‘no, ella no, porque tienen más fuerza, porque tienen más alcance, porque nunca dejan de ser hombres’ y toda esa cuestión. Pero afortunadamente yo empecé a jugar voleibol en las ligas municipales, interestatales y así me encontré con un grupo de amigas que también son unos ángeles en mi vida. Ellas siempre me hicieron parte de, nunca me hicieron sentir una diferencia entre ellas y yo, siendo todas ellas mujeres cisgénero, hoy en día mujeres profesionales, mamás, empresarias, y eso me dio la apertura para seguir, porque en todos los lugares que íbamos, donde alguien decía ‘no, es que ella es trans’, me defendían y apoyaban”.
Jessica logró evolucionar deportivamente gracias al lazo tan fuerte que creó con estas grandes amigas. La defienden a toda costa, y aseguran que, si alguien le prohíbe jugar por simple discriminación, todas se unen para tomar las acciones que sean necesarias en pro de hacer justicia, “porque ella es mujer aquí y en donde se presente, dicen. Y antes yo no tenía mi cambio de identidad, porque estamos hablando de muchos años atrás. De hecho, yo creo que esto lo logré cuando ni en países de primer mundo habían logrado una cosa como esta”.
Cortesía de Jessica Hernández
“Comencé jugando aquí en el Estado de México. Ahí conocí a las chicas en una liga intermunicipal en Tlalnepantla y de ahí ellas me invitaron a jugar a Ciudad de México, y he jugado muchísimos años en la ciudad y he jugado, bueno, se llaman ranchones, en muchas partes de la República: en Hidalgo, Puebla, Michoacán, Veracruz, Chiapas, Baja California, en muchos estados, y bueno, en las sedes de los nacionales a los que he ido, que son cada año”.
Aunque en años recientes, los logros deportivos de Jessica y sus compañeras de equipo han sido varios, por otro lado, han debido recurrir a la justicia para hacer valer sus derechos.
“No habíamos tenido ningún tipo de problema hasta el 2023, cuando se suscitaron actos de discriminación muy fuertes, no solamente hacia las mujeres trans, sino hacia las mujeres en general. Hubo detalles muy feos, muy engorrosos, donde directivos o gente de la Federación (Federación Mexicana de Voleibol – FMVB), no sabíamos con exactitud, humillaron a una chica trans, la sacaron hasta de la cancha, ni siquiera le permitieron estar ahí. A unas mujeres cis les obligaron a que enseñaran la marca de su cesárea para demostrar que eran mujeres cisgénero, y digo es muy feo decirlo, pero al final del día nosotras estamos acostumbradas a siempre ser señaladas y eso, pero cuando nos dicen ‘es que cuando juega una mujer trans están sacando ventaja a las otras mujeres’, no es así, porque estamos hablando de un deporte que es en conjunto, es voleibol de sala, somos seis jugadoras en cancha, tendrías que ser una super heroína para que todo lo hicieras tú”.
Foto de Alejandro Peña
Hace poco, varias mujeres trans, incluida Jessica, tomaron la decisión de demandar a la FMVB por lo sucedido en 2023, con la asesoría y acompañamiento de la organización LGBTQ+ Anade. “Ellos nos contactaron con unos abogados que han sido unos ángeles. Y metimos un amparo y ganamos. Ahorita estamos amparadas 12 mujeres trans. Pero también es una pena, porque vivimos en un país donde no se respetan las leyes. Porque todavía el año pasado en su convocatoria del nacional en Monterrey pusieron (la FMVB) una leyenda que decía, ‘Mujeres nacidas mujeres, los transgéneros (que aparte estaba mal escrito) solamente pueden jugar en la posición de líbero’, que en el voleibol es una posición donde la jugadora no ataca, permanece sólo en la parte de atrás”.
Esto representa una muestra muy fuerte de discriminación, sin embargo, en la convocatoria para el nacional de este año, que será en León, Guanajuato, ya no se incluye esta aclaratoria.
Aunque hay que recalcar que, a nivel nacional, sólo estas doce mujeres trans que están protegidas por el amparo, son a las que la FMVB les reconoce su derecho a participar sin inconvenientes en los nacionales de voleibol. Jessica cuenta que hay otras chicas que siguen siendo víctimas de actos discriminatorios que afectan su dignidad, al exponerlas en público como si estuviesen haciendo algo malo o cometiendo algún crimen.
Cortesía de Jessica Hernández
“Hemos logrado lo que nunca se había logrado en ninguna parte del mundo, le hemos ganado una demanda a una Federación. Por eso queríamos visibilizar todo esto, porque no lo hacemos con el afán de ofender a ninguna persona. Pero hay cosas ilógicas, por ejemplo, dicen, ‘es que ustedes hagan su propia liga’. Si a nivel nacional sólo 12 personas tenemos un amparo, imagínate, o sea, somos equipos de seis y todas vivimos en diferentes estados, o sea, es algo que es ilógico y no lo hacemos por pertenecer, simplemente si el estado te ampara como mujer, obviamente eres mujer aquí y en las partes donde así sea. Aquí en este país sí te dan tu identidad como mujer y tienes todos los derechos o deberías tener todos los derechos que cualquier otra mujer”.
Jessica remarca esto a propósito de la reciente decisión de la Asociación Nacional Atlética Intercolegial (NAIA) de EE.UU., que prohibió de forma contundente la participación de mujeres trans en deportes femeninos. Esto a diferencia de la Asociación Nacional de Atletas Colegiados (NCAA) y el Comité Olímpico Internacional (COI), que sí basan aún la elegibilidad de los atletas transgénero en niveles hormonales y tratamientos de supresión de testosterona.
Estas acciones son consecuencia de la orden ejecutiva firmada a principios de año por el presidente ultra conservador Donald Trump, que prohíbe, justamente, la participación de mujeres transgénero en deportes femeninos.
Cortesía de Jessica Hernández
Días atrás, la influencer conocida como Wendy Guevara, del conocido como clan de “las perdidas”, declaró en un programa de televisión transmitido por la cadena Univisión, que, de acuerdo a su opinión, las mujeres transgénero no deberían participar mano a mano con las mujeres cis género en ningún tipo de deporte, porque “la fuerza no es la misma”, por lo que tendrían cierta ventaja.
Estas declaraciones causaron revuelo en redes sociales, generando un debate entre quienes la apoyan y quienes rechazan su punto de vista, por considerarlo “ignorante”. Lo cierto es que muchos aprovechan para emitir comentarios transfóbicos, que perjudican los avances logrados por la comunidad trans en diferentes áreas.
“Yo respeto muchísimo su postura”, explica Jessica, “pero lo que ella no entiende es que nosotras no queremos que sea nuestra vocera, o que diga que nos representa, sino que con todo ese alcance que ella tiene con sus millones de seguidores, pues no puede opinar sin saber. Su realidad es muy distinta a la mía, por ejemplo. Yo llevo una vida de mujer 24/7, me levanto, me duermo siempre como lo que soy: Jessica; ante mi familia, ante la sociedad, aquí en mi trabajo. En todos los años que llevo de mi transición nunca he tenido un problema en algún baño, nunca me han dicho ‘no, tú salte porque eres un hombre’. Entonces nuestras realidades son muy distintas. Yo no hice mi cambio de identidad para que la gente me siga diciendo lo que algún día estuvo registrado en un papel, como un retroceso. Porque hoy en día la realidad es otra. Te puedo mostrar mi documentación y toda dice que legalmente soy una mujer mexicana, porque ahí no dice mujer trans”.
Cortesía de Jessica Hernández
“Para nosotras el voleibol no es simplemente un mero hobby, para nosotras es un estilo de vida, es todo un ritual, o sea, ponerte el uniforme, llegar a la cancha, llegar puntual, tener tus asistencias para poder jugar en las finales, dejar muchas veces de laborar por llegar a tus partidos. El voleibol es algo que me apasiona, algo que amo, pero a la gente se le olvida que tú como persona tienes los mismos derechos que cualquier otra. Muchos tampoco alcanzan a comprender que no venimos a competir con ellas (las mujeres cisgénero), venimos a sumarnos a ellas, ellas han sido nuestra inspiración de toda la vida”.
Jessica menciona que existe una doble moral, porque al mismo tiempo existen mujeres cisgénero que pelean fervientemente por competir con hombres en deportes masculinos.
Cortesía de Jessica Hernández
Además, apunta que personajes bufonescos como Wendy, ignoran todos los cambios biológicos que experimentan las mujeres trans debido al tratamiento hormonal.
Según información de la página cirugiadegenero.com, en la terapia hormonal feminizante, las mujeres trans reciben estrógenos y/o antiandrógenos. Así, los cambios que se pueden manifestar son: crecimiento de las mamas, piel más suave, disminución del vello corporal, reducción de la fertilidad, erecciones menos firmes y frecuentes, cambios de ánimo, cambio de voz y algo muy importante, reducción de la fuerza, entre otros.
Jessica agrega que el crecimiento muscular se atrofia y la densidad ósea se reduce. Además, muchas mujeres trans deben cuidarse en extremo, como consecuencia de las cirugías, ya que cualquier golpe o caída fuerte podría lastimarlas gravemente.
Como mujer trans deportista, suele recibir invitaciones para dar charlas sobre el tema, y eso le ha permitido educar sobre la diversidad sexual y la expresión de género, factor que considera fundamental para garantizar los derechos humanos de todos. “Queremos hacer un deporte sanamente, como cualquier otra persona”.
Para finalizar, nos remarca que “la diversidad somos todos y todos tenemos esa parte de ser únicos, que es lo que nos debería importar, ser auténticos y únicos en esta vida, y nosotras apuntamos a cosas buenas, porque no somos asesinas, ni secuestradoras, ni violentadoras, simplemente tenemos derechos como cualquier otra persona, y también obligaciones, como pagar impuestos y todas esas cuestiones, y lo hacemos sin problema”.
Cortesía de Jessica Hernández
Jessica nos despide con la misma sonrisa y amabilidad que nos recibió, hablando del amor que siente por su familia, integrada por sus padres y ocho hermanos. Nos habla en especial de la hermana que la precede, seis años mayor, quien también es trans, y es una inspiración para ella, porque ha logrado tener una vida ejemplar, en lo personal y laboral.
“Nuestra historia es muy bonita porque prácticamente yo parezco la mayor. En el sentido de que yo le enseñé a maquillarse, le dije que se moldeara el cuerpo y pues obviamente la amo, para mí ella es una institución en esto, porque aparte ella trabaja en un corporativo, en una empresa trasnacional muy exclusiva, y ella nunca desistió de su sueño, y trabaja como lo que es, una mujer, y la tratan como mujer, la visibilizan como mujer, y es lo único que se pretende con todo esto que hacemos”.
Valedor. Periodista a tiempo completo. Zurdo, cinéfilo, amante de la lectura, la música, el café y el chocolate. En contra de las farsas sociales. Otro venezolano emigrante.
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