En mi colonia vive el arcoíris: Historia de la cooperativa de vivienda Xochiquetzalli

En mi colonia vive el arcoíris: Historia de la cooperativa de vivienda Xochiquetzalli

06/06/2023
Por Alejandro Peña

Todos anhelamos ese espacio seguro al que siempre podamos regresar para resguardarnos y estar en paz. Un lugar que consideremos nuestro, un hogar… Sin embargo, no hay que negar que este es el sueño de muchos y la realidad de unos cuantos.

Esta aspiración se torna más inaccesible cuando hablamos de poblaciones vulnerables. Si nos enfocamos en la comunidad LGBTIQ+, que confronta al patriarcado heteronormativo impuesto por sociedades conservadoras y religiones antiguas, vemos que el escenario llega a empeorar como consecuencia de la estigmatización que sufre día tras día, inclusive desde sus propias familias.

En nuestra época la diversidad aún es condenada con obstinación; es más, se considera un crimen en varios países, gracias a la gestión de autoridades intransigentes. Pero esto no significa que las personas con diferentes expresiones de género y orientación sexual permanezcan petrificadas por el miedo, al contrario, su fortaleza se ha magnificado.

Una cooperativa, un sueño, un hogar

Teniendo en cuenta esta realidad, en México un grupo de ciudadanos decidió organizarse para garantizar, por el momento solo en CDMX, el derecho a una vivienda digna para aquellos, aquellas y aquelles individues que pertenecen a la comunidad LGBTIQ+.

En conversación con Octavio Mandujano, fundador e integrante de la cooperativa Xochiquetzalli, nos explica que la idea surgió “de un proyecto de investigación en el que estuve trabajando en la UAM de Azcapotzalco, cuando hacía mi maestría. En ese momento me tocó revisar el marco legal existente en la CDMX, y me di cuenta de que las personas LGBTIQ+ no estábamos consideradas como grupo vulnerable para las políticas de vivienda de la ciudad. Así se me ocurre que teníamos que cambiar la ley para que pudiésemos aparecer en la ley de vivienda de la CDMX como grupo de atención prioritaria”.

Octavio decidió tomar acciones de inmediato y se puso en contacto “con uno de los diputados del congreso local, José Luis Rodríguez, y le expongo la necesidad de hacer este cambio en la ley”, afirma. El funcionario le responde que en la constitución de la CDMX la población LGBTIQ+ sí aparece como grupo de atención prioritaria, y que lo procedente era armonizar ese instrumento legal de la ciudad con la ley de vivienda local, “entonces se presentó esta iniciativa en el pleno del congreso, se aprobó, se discutió en comisiones, se le hicieron algunas revisiones muy puntuales, y se volvió a votar en el pleno, y ya ahí se aprobó definitivamente la reforma a la ley de vivienda”, agrega.

A partir de allí se marca un precedente de enorme relevancia, porque al aparecer en la Ley de Vivienda de CDMX como grupo prioritario, en los subsiguientes planes que se ejecuten, ya no será relegado ni mucho menos ignorado, sino que tendrá un trato ajustado a su estatus de vulnerabilidad.

Es en ese momento que a Octavio le surge el impulso de conformar la cooperativa de vivienda integrada por personas de la comunidad LGBTIQ+, una de las primeras de su estilo en Latinoamérica

“Empecé a contactar a algunos amigos y conocidos que tenían esta necesidad de vivienda, esto también conjugado con mi labor como activista LGBTIQ+, con la que te vas dando cuenta de la necesidad que tenemos las personas de esta comunidad para acceder a la vivienda de manera prioritaria, esto derivado de la discriminación que sufrimos, muchas personas son expulsadas de sus hogares, ni hablar de las personas trans, cuyo promedio de vida es de 35 años, justamente porque tienen condiciones aún más duras de vida”, asegura Octavio.

La gran esperanza de este grupo es consolidar “un proyecto que sea punta de lanza para que otras organizaciones o personas se unan para crear sus propias viviendas LGBTIQ+, ya sea a través del modelo cooperativo o de otro tipo, pero que sean viviendas para personas de la diversidad y que estén libres de discriminación y violencia”, agrega.

La idea de la cooperativa comenzó a adquirir forma en el 2018, cuando inician las gestiones para que se reforme la Ley de Vivienda; luego en el 2019, una vez aprobada, deciden recurrir a varios contactos con los que pudiesen organizarse. Posteriormente, realizan algunas reuniones en el Centro Comunitario de Atención a la Diversidad, dependencia del gobierno de la CDMX, y es cuando “empezamos a ver de qué manera íbamos a avanzar para poder generar las estrategias necesarias, primero constituirnos legalmente y después ir con el instituto de vivienda de la CDMX para plantearle la necesidad de que nos dieran un crédito de vivienda para la cooperativa y para sus socios”, indica Octavio.

Xochiquetzalli: haciendo historia desde el principio

Aunque el proceso para legalizarse como cooperativa data del 2019, la pandemia de la COVID-19 retrasó todo. Sin embargo, los miembros de Xochiquetzalli no pararon. Parte de su acta constitutiva la redactaron presencialmente, pero cuando comenzó el confinamiento y las oficinas gubernamentales cerraron, terminaron el proceso a través de videollamadas.

En este escenario de caos pandémico, Xochiquetzalli exploró opciones que facilitaran y agilizaran los pasos a seguir, y se toparon con la posibilidad de acudir a los alcaldes de la CDMX. “Ellos tienen la potestad para también dar fe y legalidad a las cooperativas que se constituyan, entonces pensamos en ir con el alcalde de Cuauhtémoc, que es Néstor Núñez (en ese entonces), y trabajar junto con la alcaldía para poder llevar este proceso de manera gratuita. Esto también sienta otro precedente porque nunca en la CDMX una cooperativa se constituye con la fe y legalidad de un alcalde”, subraya Octavio.

“Fue la primera vez en la historia de la CDMX que sucedió. Y lo mejor es que haya sido a través de esta vía, incluso el alcalde nos reconoció ese trabajo, porque ni siquiera el equipo legal de la alcaldía sabía cómo hacerlo, o sea estaba en la ley, pero nunca se había aplicado, entonces ellos mismos fueron aprendiendo con nosotros a conformar cooperativas a través de los alcaldes, y esto al final fue el día de la visibilidad lésbica, el 26 de abril, que nos conformamos ya de manera legal en el 2021”, explica.

Una vez conformados, se dirigieron con el acta constitutiva al registro público de la propiedad, luego al SAT para darse de alta como cooperativa legal y finalmente abrieron una cuenta en el Banco del Bienestar, ya que los integrantes de Xochiquetzalli aportan dinero propio para mantenerse como grupo.

Seguidamente, han estado reuniéndose con el instituto de vivienda a fin de negociar la asignación de un predio para iniciar la construcción del edificio que ocuparán y la consecuente aprobación de un crédito.

Nayeli Estrada, también fundadora de la cooperativa, comenta que “somos más de 20 miembros, y cada uno tiene a su familia. Algunos con sus cónyuges y otros con sus padres y hermanos que también son beneficiarios del proyecto”. El o la titular de la vivienda debe ser de la comunidad LGBTIQ+, pero cada quien tiene la libertad de compartir su vivienda con quienes desee, el requisito clave es que el ambiente de inclusión, diversidad y seguridad se respete y mantenga.

Es preciso comentar que Xochiquetzalli se basa en el modelo de producción y gestión social del hábitat, que implica involucrarse con la comunidad, los vecinos, el barrio, por medio de diferentes mecanismos de participación ciudadana que ya existen en la ley, “como el mejoramiento barrial, el presupuesto participativo, las comisiones de participación comunitaria, o sea que haya presencia de nuestra cooperativa para empezar a mejorar el barrio en el que nos instalemos”, explica Octavio.

Una organización hermana

En Uruguay ya existía una cooperativa de estas características, bajo el nombre ’28 de junio’. “Tenemos contacto con ellos, han sido nuestros grandes aliados e inspiración y creo que ellos abrieron la brecha, se propusieron a ser pioneros y hoy tienen sus viviendas construidas. Eso es muy particular. Sin embargo, en su caso, sí iniciaron el proyecto personas de la comunidad LGBTIQ+ pero al final decidieron abrir algunos espacios” para que personas que no son de la comunidad sean titulares, nos dice Octavio, y remarca que “la nuestra sí es cien por ciento para personas de la diversidad y sus familias o seres queridos”.

Por otra parte, “en Uruguay, los cooperativistas se involucran en la construcción como tal, o sea no es solamente pedir un crédito y esperar que el gobierno les construya, sino que ellos ponen la mano de obra. Si revisas sus redes los ves trabajando en las obras, así que tienen presencia en todas las etapas del proceso, no solo en las reuniones, para la consolidación de las viviendas”, nos informa.

La importancia de nuestros pasos

Nayeli asevera, según su experiencia personal, que con este proyecto se abren puertas que hasta ahora ni siquiera se habían tocado, “porque de manera general, en cualquier lugar donde uno quiera solicitar un crédito, al tener una familia diversa, no es tan sencillo obtener el crédito o lograr un espacio para vivir con tu familia. Las instituciones públicas aún no tienen esa opción de solicitar un crédito familiar cuando tu pareja es de tu mismo género, por ejemplo”.

“Y también nos facilita obtener un espacio para vivir de manera segura, sin discriminación, malas miradas, juicios por tener dos mamás o dos papás, y es algo muy común de encontrar en cualquier otro sitio adonde llegues a vivir y lo que queremos es un espacio seguro”, manifiesta contundentemente.

Nayeli siente que su hijo “va a crecer con esa posibilidad de ser empático, no solo con la comunidad LGBTIQ+, sino con todas las personas, y ese es uno de los objetivos de nuestra cooperativa, además de ser solidarios, compañeros, trabajar en conjunto, y eso es lo que quiero que mi hijo conozca y viva en su día a día y lo aprenda, porque lo está viviendo y no porque alguien se lo diga. Por eso le apuesto a este proyecto”.

Las manos que se tienden a les más desfavorecides

Xochiquetzalli ha establecido una alianza con Casa Frida, refugio para personas LGBTIQ+ en CDMX, “conocemos muy bien los casos de las personas que están ahorita en ese refugio y que desafortunadamente por una u otra razón tuvieron que salir de sus hogares, y que ahora no están en la calle sino bajo un techo seguro, y nosotros por ejemplo en cuanto a las personas trans, sí hemos tenido acercamiento de personas que han querido pertenecer a la cooperativa, en algunos casos ya no pudieron continuar, sin embargo nosotros dictamos un taller de creación de cooperativas LGBTIQ+, porque OJO, queremos que haya más cooperativas de diversidad”, expresa Octavio.

Estos talleres han sido recibidos con entusiasmo, “muchas personas tomaron el taller y hoy por hoy hay dos organizaciones que se están conformando, una es solo de mujeres lesbianas, la otra es también una cooperativa de diversidad, y pues al final enseñamos cómo armar las bases constitutivas de las cooperativas, porque mucha gente nos pregunta sobre esas bases, porque nos dicen que si ya al estar conformados pueden ir al INVI directamente, y nosotros les decimos que tienen que conformarse legalmente primero”, nos explica, y añade que ofrecen acompañamiento en los sucesivos pasos que hay que seguir, y así ir conformando una red más grande.

“De hecho yo hablé con un chico de Puerto Rico”, apunta Octavio, “quien también quiere armar una cooperativa de vivienda allí en la isla, y me dijo que vio nuestro caso y quería replicarlo allá, y me pareció muy interesante porque a partir de esa experiencia podemos armar redes no solo en México sino en el resto de América Latina, para que las personas LGBTIQ+ que tengan necesidad de vivienda puedan actuar a través de un modelo que es solidario y horizontal, pero también contestatario a la forma de hacer viviendas actualmente, que es a través de inmobiliarias, que encima de todo no hacen viviendas adecuadas y las hacen muy caras e inaccesibles”.

Este par de activistas finaliza la entrevista enviando un mensaje de aliento a todes les hermanes que anhelan un lugar seguro para existir:

“Aquí siempre van a tener un apoyo en la cooperativa Xochiquetzalli, nosotros podemos acompañarlos en todos los procesos, inclusive en el legislativo. Hay que hacer comunidad y hay que obligar al Estado a que nos garantice uno de los derechos más primordiales que es la vivienda”, nos comparte Octavio.

“No se den por vencidos, todos podemos, todos tenemos el derecho, de nosotros depende ejercer ese derecho y que nos lo validen. No están solos, podemos luchar todos como comunidad si aprendemos el lema del cooperativismo que es ayuda mutua, porque así podremos salir juntos adelante”, concluye Nayeli.

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Alejandro Peña

Alejandro Peña

Valedor y periodista a tiempo completo. Zurdo, cinéfilo, amante de la lectura, la música, el café y el chocolate. En contra de las farsas sociales. Otro venezolano emigrante.

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