Generamos toneladas de basura por hora. Se podría decir que unos más que otros, pero a fin de cuentas es una consecuencia natural de las actividades humanas. Afortunadamente, estos desperdicios son recogidos regularmente por trabajadores y trabajadoras que se encargan de evitar que se acumule en nuestros hogares, negocios y calles, al menos en las pequeñas y grandes ciudades.
En Ciudad de México, a esta actividad se le denomina “servicio público de limpia”, y está bajo el control de las autoridades gubernamentales. Según el Reglamento para el Servicio de Limpia en el Distrito Federal, en su artículo 11, esto comprende: “I.- El barrido de vías públicas y áreas comunes; II.- La recolección de residuos sólidos; y III.- El diseño, instrumentación y operación de sistemas de almacenamiento, transporte, reuso, tratamiento y disposición final de dichos residuos”.
El dato que quizá pocos conocen es que buena parte de estos trabajadores son “voluntarios”, es decir, no reciben un sueldo fijo ni tienen beneficios laborales.
Justamente, para informar sobre esta problemática, se creó el colectivo “Lxs Rifadxs de la Basura”, en el que varios de estos “voluntarios” se han reunido para dar a conocer la situación laboral en la que se encuentran a través de una campaña de comunicación que abarca redes sociales, una página web, material audiovisual y gráfico, además de charlas y visitas a universidades y escuelas.
Mi Valedor platicó con varios integrantes de Lxs Rifadxs de la Basura para conocer más a detalle su labor.
Aldo Sotelo es consultor en comunicación del proyecto desde hace dos años. Su objetivo inicial era hacer un documental que ahora está disponible en Youtube, pero luego todo evolucionó hasta convertirse en una campaña multiplataforma.
Forma parte de WIEGO, que es una red fundada en 1997 por un grupo de profesionales de la investigación y del desarrollo preocupados por la falta de comprensión, valoración y apoyo a las personas trabajadoras de la economía informal en situación de pobreza, especialmente las mujeres. Actualmente, está activa en más de 50 países, de acuerdo a su página web.
Nos comenta que Lxs Rifadxs de la Basura “es un proyecto que es un grito de dignidad en el intrincado aparato de corrupción que está llevando el sindicato y otros actores del gobierno de la CDMX, el cual se sirve de la explotación laboral. Es un grito de auxilio, de algunos de los trabajadores no remunerados que ven vulnerados sus derechos”.
“En la lógica del mercado laboral o de una contratación normal de una empresa, existe el trabajador, un contrato y un patrón que le paga por realizar un trabajo, en forma de sueldo. Es un esquema bastante básico”. Una de las obligaciones del gobierno local de CDMX y las alcaldías es el servicio público de Limpia, es decir, “mantener limpias las calles, recolección de residuos, porque hay que aclarar que no todo es basura, se les llama residuos sólidos, y de allí salen los orgánicos, los inorgánicos, los reciclables, reutilizables y demás”, nos dice Aldo.
“No hay siempre patrón, trabajo y trabajador, sino que hay unas ramificaciones bastante extrañas que a veces cuesta entender. Sí existe un modelo normal que son los trabajadores de base, que están contratados con las alcaldías y están encargados de realizar esa labor, pero son insuficientes, entonces de la necesidad tan grande de esta ciudad de tantas toneladas de residuos que maneja, se ayudan con unos trabajadores que se les llama nómina 8, que están en un esquema de trabajo con un sueldo base”, y alcanzaron el monto mínimo de ley hace muy poco, “cuando se supone que en este país ningún trabajo debería estar por debajo de ese umbral de salario”, explica.
Esta modalidad sólo percibe, además del sueldo mínimo, “alguna que otra prestación, pero no prestaciones completas, las prestaciones de ley tampoco se les cumplen, y como el problema de la basura sigue siendo tan grande, hacen falta manos, y existen personas que todos los días salen a trabajar, para tener una ciudad más o menos limpia, y ayudar a esta función del servicio de Limpia. Desde el gobierno se les llama voluntarios, porque el gobierno no está asumiendo ninguna responsabilidad. Están haciendo el trabajo que el gobierno debería garantizarle a la ciudadanía, pero a su vez el gobierno no les está garantizando ni un solo derecho, ni una sola prestación, y mucho menos un salario o un contrato”, añade Aldo.
Existen más de diez mil trabajadores en esta situación, de acuerdo a un cálculo que hizo el mismo sindicato de Limpia, “que vela por los derechos laborales principalmente de los trabajadores basificados. También están varios afiliados de nómina 8. Los voluntarios no son considerados trabajadores para otorgarles prestaciones ni derechos, pero sí lo son para cobrarles las cuotas sindicales, entonces el sindicato sí se vale de ellos para recaudación de cuotas, las fiestas patronales de santos locales, para compromisos políticos con actores relevantes, como llenar los recintos donde se celebran mítines políticos, y además les exigen llevar dos o tres personas extra, e incluso niños muchas veces. En caso de no cumplir se les castiga: no les dejan trabajar el tramo, o con una cuota de 200, 300 pesos por no haber acudido ese día” al evento político.
Otra actividad en la que utilizan a los voluntarios son las cuadrillas, “que son una vez a la semana; a los voluntarios que se les llama de barrido manual, que son los que van barriendo entre las calles, los suben a unas camionetas para que limpien ciertas avenidas principales que los jefes de sector ya tienen comprometidas con la Alcaldía. Entonces tienen que limpiar cierta avenida, y a quienes les toca el trabajo de limpiarla son los voluntarios, obviamente sin ningún tipo de remuneración, como uno más de los requisitos que les pone el mismo sistema para dejarles trabajar o ejecutar las funciones de Limpia a cambio de sólo las propinas que la gente pueda otorgarles”, señala Aldo.
Con la campaña comunicacional que avanza Lxs Rifadxs de la Basura se visibiliza esta enorme problemática, porque muchos de los habitantes de CDMX la desconocen. “Cada vez que transmitimos por los diversos medios de comunicación y materiales que tenemos en difusión ese mensaje, la primera reacción es de sorpresa”.
“El objetivo es la sensibilización, el reconocimiento, porque el reconocer es respetar, porque estoy dándole el lugar a otro, estoy reconociendo que tú mereces también una retribución por la función que cumples, y ese sería el segundo punto de esa campaña, de sensibilización y empatía, y todo eso lo tratamos de hacer siempre desde la dignidad de la persona. No recurrimos a cosas amarillistas, no nos gusta el sensacionalismo, siempre desde la dignidad y eso se ha trabajado siempre en grupo, el proyecto en sí”, narra Aldo.
Todo lo que publican se asume y se discute en grupo; deliberan qué mensaje quieren dar, cuál es el momento más adecuado, y también aceptan que algunos se replieguen “como en estos momentos políticos, electoreros, porque en la situación de vulneración que están es muy fácil que reciban represalias. Fue decisión colectiva y se respeta también”.
Por el momento Lxs Rifadxs de la Basura se delimitan a la Alcaldía Iztapalapa, pero “hay rifadxs en otras alcaldías, y el ser rifadx no es una membresía, es una identificación. Si el mensaje llegó a los oídos y ojos de algún trabajador voluntario que se vea identificado en la exigencia, se pone la camiseta de rifadx y hasta nos mandan videos desde otras alcaldías”, asevera Aldo.
Se denominan Rifadxs porque “es una manera de quitar ese estigma del voluntario, porque creemos que la palabra voluntario demerita lo que se está haciendo, nadie trabaja sólo por ser voluntario, desinteresadamente, y mucho menos en estos trabajos que son esenciales para la ciudad y de un gran impacto físico para las personas que los realizan. Es una manera de ir cambiando la denominación de voluntarios a los rifadxs de la basura, porque todos los días salen a rifarse el físico y demás para llevar a cabo esta labor. Es rifarse la vida”, añade.
El documental que realizaron ha formado parte de la gira de Ambulante 2024, que es un festival itinerante no-competitivo de documentales organizado por la asociación civil mexicana del mismo nombre. Además, existe un cómic en línea, y se distribuye de manera física en ciertos espacios. A su vez realizan algunas otras actividades que se pausaron por la coyuntura política, y planean replantearlas de acuerdo a los resultados electorales de este año, porque Lxs Rifadxs “pueden recibir represalias en este ambiente tan hostil de elecciones, porque los actores que los mantienen vulnerados, tienen poder político, tienen preferencia política, y se puede malinterpretar este grito de dignidad, de apoyo por los derechos laborales como una cuestión política”.
El mejor apoyo que la ciudadanía puede ofrecer a Lxs Rifadxs es a través de las redes sociales, compartiendo sus publicaciones, posteando sobre la problemática de los voluntarios y exigiendo a las autoridades que se cambie esa realidad.
A partir del documental, en el 2023 hubo una presencia grande en medios, y eso llevó a Lxs Rifadxs por un camino que no se imaginaban, al dar entrevistas en televisión, prensa escrita, radio, y así impulsar su denuncia.
“Desde el grupo se han organizado algunas manifestaciones, también nos han llevado algunas universidades, hemos estado en la Ibero, en el Claustro de Sor Juana, y sobre todo en algunas primarias, que es lo más enriquecedor, porque es un público al cual no habíamos planeado dirigir el mensaje, pero es el público que nos sorprendió gratamente que el mensaje llegara muy fuerte, porque los niños son quienes hacen más preguntas, las infancias son muy curiosas, y nos hemos tenido que adecuar a hacer llegar ese mensaje a ese tipo de público, para que también cuestionen en casa y les digan a sus padres que quien les recoge la basura no tiene un sueldo”, relata Aldo.
Iván Medina es voluntario de Limpia desde hace aproximadamente 20 años, cuando tenía 19. Su padre, quien sí es parte de la nómina, trabaja en lo mismo. En algún momento se enfermó y tuvo que cubrirlo. Luego se recuperó y se dividieron la zona de recolección.
“Yo no he podido ingresar a nómina porque en realidad tuve problemas con los jefes, y supuestamente no hubo lugares para todos, pero yo siento que metieron a varios ‘aviadores’, porque hay varios que no conocemos y están cobrando, son parte de nómina 8, pero hay bastantes compañeros que no tienen ningún apoyo”, comenta.
Actualmente forma parte de Lxs Rifadxs de la Basura y ha estado yendo a varios espacios para exponer la situación irregular que atraviesan en el aspecto laboral, porque “ya tenemos bastante tiempo así, con los años que yo tengo aquí es para que ya me hubiera tocado, pues hace cinco años que se dio la nómina 8. Hay compañeros que tenían menos años y se les dio, no sé por qué se dio esa situación, solamente sé que entraron con dinero”.
Iván indica que en Lxs Rifadxs buscan que se les escuche, que tengan en cuenta sus derechos, “que nos den prestaciones, vales de despensa, todos los beneficios que da el gobierno, eso es lo que estamos peleando ahorita porque prácticamente estamos haciendo un trabajo sin remuneración. Al gobierno yo creo que se le hace bien fácil que nosotros trabajemos sin que nos paguen”.
“Hay gente que nos ve con el uniforme y el carrito y piensan que ya somos del gobierno. Sin embargo, no tenemos esos beneficios. Mi material de trabajo me lo dieron los jefes. Ya tengo tiempo con este carrito. Los jefes son los jefes de sector, que sí pertenecen a nómina. Son los que nos dan el material. Ahorita tengo una relación más o menos con los jefes. Por no ser parte de nómina, no nos toman en cuenta”, apunta.
Su horario de trabajo comienza a las 8 AM, y termina a mitad de tarde, aunque todo depende del camión que recoge los desperdicios que él acumula. “De todas maneras a veces vaciamos y si nos falta volvemos a regresar (a recolectar en las calles), y ya vemos si guardamos los residuos o esperamos al otro camión. Lo guardamos en un terreno que nos prestan, pero tenemos que pagar. Pero regularmente esperamos a que pase el otro camión, sería a las 17.00, 18.00 más o menos. Sí es un poquito complicado”.
Nos confirma que sus ingresos provienen de lo que la gente le da y de lo que va reciclando. “Y de lo que nosotros llamamos las chácharas, por lo menos estos tenis que a veces tiran, yo los aparto y luego los vendo”. En un día bueno puede hacer entre 250 y 300 pesos libres para él, porque debe apartar para la comida, el camión, para sus ayudantes ocasionales y el sitio donde guarda su carrito.
En este trabajo, prácticamente no existen medidas de seguridad de ningún tipo. Cuando son víctimas de robos, caídas, lesiones, cortadas, pinchazos con jeringas o incluso arrollamientos, no tienen ningún sitio al que acudir para obtener auxilio. “Y al tratar la basura sólo tenemos los guantes”.
“Queremos que se nos pague lo que es, no exactamente lo de nómina. Tener beneficios. Sería una basificación, pero es muy difícil porque ni siquiera nos dan lo de nómina. Que hicieran un censo podría ser, de todos los que estamos trabajando, y los que estamos trabajando de verdad, porque hay demasiados ‘aviadores’, hay gente que no la vemos y va a cobrar”, recalca Iván.
Subraya que la comunidad en general se comporta muy bien con él. Cree que se han hecho más conscientes, al menos a la hora de separar la basura en orgánica e inorgánica. “Lo que le diría a la comunidad es que sean conscientes de lo que tiran. A veces tiran bastantes bolsas y nada más te dan 5 pesos. Porque hay gente que piensa que nos paga el gobierno y cree que es nuestra obligación llevarnos la basura, pero es muy raro la gente que hace eso, sobre todo cuando no son de aquí, pero como tengo bastantes años aquí la gente ya me conoce y es muy amable y linda conmigo”.
Indica que por un poco de miedo a los ‘jefes’ no se ha involucrado todo lo que quisiera con Lxs Rifadxs, para no sobre exponerse. “Tenemos temor a que no nos den material o a que no nos tomen otra vez en cuenta. O que vayan en contra de mi papá o hermano que tienen el tramo aquí, no he querido exponerme, pero sí apoyarlos, y hablar con la gente de esta situación”, concluye.
Por su parte, José Asaf Pérez, voluntario de Limpia, trabaja como recolector desde hace once años, y hoy tiene 21, es decir, desde que era tan sólo un niño. “Me dedico a esto porque me gusta que mi trabajo se vea reflejado en las calles. Me da satisfacción que las cosas se vean limpias, convivir con gente nueva”. La ruta que cubre se la “heredó” un señor con el que comenzó, que ya es de la tercera edad y no puede seguir laborando. “Él sí es parte de Limpia, sí es de base”.
“Lxs Rifadxs se acercaron a mí (hace cuatro años) porque soy voluntario y me preguntaron si quería participar, y pues ahí andamos. Allí estamos exhibiendo nuestro trabajo, y estamos ayudando a que la gente conozca por ejemplo que no todos los barrenderos tienen contrato, no percibimos un sueldo. Como voluntario estoy y no estoy a la vez. Estoy trabajando, pero no estoy registrado que estoy trabajando para el gobierno”, nos cuenta José.
Aclara que “no somos tanto como voluntarios, porque a final de cuentas venimos por un pago. Trabajo seis días a la semana. Empiezo desde las 7 AM hasta que llegue el camión, 2, 3 de la tarde, si bien nos va”.
Él mismo consigue sus implementos de trabajo. “Y pues ahorita supuestamente no hay nómina, y estamos a la espera de algo. Dudo que integre la nómina, pero aquí seguimos. Nos costó llegar hasta aquí como para dejarlo de la noche a la mañana”.
Sus ingresos igualmente dependen de las propinas de la gente y el reciclaje de material. “Me da lo suficiente para llevar los gastos. Lo esencial. Hay gente que sí es consciente y nos apoya, hay otra que piensa que el gobierno nos paga. Luego salen y sólo nos dan las gracias. No saben la situación, y luego les explicas y se enojan. Pero gracias a Dios la mayor parte sí es consciente. Cada persona me da entre 5 y 20 pesos. Lo que ellos me quieran dar, no les exijo”, expone.
En Lxs Rifadxs tiene como objetivo dar a conocer las condiciones en las que trabajan él y sus compañeros, “que hay compañeros que han fallecido por jeringas o así, y en los videos se explica cómo separar los residuos para que a la vez uno como trabajador no se llegue a enfermar”.
También resalta que tiene compañeros muy mayores que han trabajado toda la vida e inclusive algunos siguen activos, y actualmente no tienen la solvencia económica para retirarse tranquilamente, “entonces es más que nada para que ellos lleguen a conseguir algo, porque uno todavía está joven; yo peleo más que nada por ellos. Este compañero que me ayuda también es voluntario (refiriéndose a un hombre que está a su lado). Yo le doy una parte de lo que se vende. Y de las propinas también le doy otra parte. Para que nos ayudemos los dos”.
Señala que el sindicato no ayuda como debería, y las promesas se quedan en eso. “Después de tantos años yo lo que he visto es que seguimos en las mismas”.
Con Lxs Rifadxs ha ido a casas de cultura a exponer el documental, a conversar con la gente para despertar consciencia, también se reúnen para evaluar cómo pueden ayudarse unos a otros. “Por ejemplo, apenas fuimos con la jefa de gobierno, para que no se olvide de nosotros, de todos los voluntarios que aún seguimos. Apoyamos también a los que no se acercan por miedo. Pero si no hacemos nada vamos a seguir en las mismas”.
Asimismo, nos comenta que “los gastos médicos los cubro yo. La única medida de seguridad que tenemos son los guantes, pero no es suficiente. Luego le comentamos a la misma gente, y una que otra sí es consciente y apartan la basura. Por ejemplo, tengo un tambo especial para lo que son vidrios, jeringas o cubrebocas, ahí echo todo lo que no debemos tocar o abrir. También hay otro especial para la orgánica e inorgánica”.
“Esta basura que acumulamos se la lleva el camión a transferencia. Nosotros le tenemos que pagar al camión por llevarse la basura. Apartamos una parte de las propinas para pagarles. Más que nada porque los chalanes que trae el camión también son voluntarios. No tienen una tarifa, sino depende de lo que uno les quiera dar. Igual nos dicen que seamos conscientes de lo que traemos para que valga la pena su viaje”, dice José.
En días buenos puede hacer 350 pesos, descontando lo del camión. “Hay gente que sí nos apoya. Nos respetan a pesar de que nos ven así mugrosos. Sí nos dan nuestro lugar. En general es buena la experiencia”.
José concluye diciéndole a las autoridades “que se acuerden que también empezaron desde abajo, que alguna vez también fueron voluntarios”.
Hay mucho por hacer para solucionar esta situación que afecta a miles de hombres y mujeres, que padecen condiciones injustas, sin beneficios laborales ni seguro médico, soportando abusos y engaños, expuestos a enfermedades o accidentes, y dependiendo en gran medida de la caridad, aunque realicen un trabajo fundamental para el mantenimiento de la ciudad. Es una problemática dantesca, que requiere primordialmente eficiencia y criterio de las autoridades. En ocasiones parece que el camino por recorrer es demasiado largo y accidentado, pero Lxs Rifadxs de la Basura seguirán recorriéndolo, hasta donde sea necesario, con sus carritos, sus escobas y su empeño por lograr justicia.
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Haz un donativo aquíValedor y periodista a tiempo completo. Zurdo, cinéfilo, amante de la lectura, la música, el café y el chocolate. En contra de las farsas sociales. Otro venezolano emigrante.
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