Otros Dreams en Acción: Una red micelial de apoyo a migrantes

Otros Dreams en Acción: Una red micelial de apoyo a migrantes

28/12/2020
Por María Cristina Hall

Ante las crecientes cifras de deportación Estadounidense, una nueva forma de precariedad y negligencia se hace notar en México. Quienes regresan, no tienen ya un espacio al cual llamar hogar, y ante la hostilidad e indiferencia del propio gobierno, muchas veces tampoco tienen forma de identificarse. Otros Dreams en Acción, organización orgullosamente pocha, es una red de apoyo translocal que forma lazos de fraternidad y resistencia con el fin de hacerle frente a esta situación.

Otros Dreams en Acción designa un mundo de lengua mixta: quienes no hemos migrado, nos tropezamos con el término, quienes sí, lo abrazamos. La nomenclatura también se abreva como ODA, canción de elogio que el coro entona. Otros Dreams en Acción (ODA) es una organización comunitaria que se dedica al apoyo mutuo y a la acción política, desde y para las personas que han migrado a Estados Unidos y que ahora se encuentran en México, sea por deportación o retorno. 

De alguna manera, ODA funciona como red micelial, es decir, como aquellos tejidos de hongos que conectan a los árboles del bosque a través del subsuelo y los convierten en una comunidad que se ayuda entre sí. La comunicación de los hongos permite que los árboles puedan transferirle carbón a aquellos que no estén recibiendo suficiente luz, o comunicarse acerca de cualquier amenaza inminente. Ante todo, es una red solidaria.

ODA funge como una comunidad que muta entre el “aquí y allá”, de lenguaje híbrido, que se resiste a ser definida, pero que nació como respuesta a una necesidad urgente. Entre 2009 y 2016, llegaron 3.6 millones de personas retornadas y deportadas a México (imaginemos la población de una ciudad del tamaño de Barcelona) pues, desde Obama, la deportación ha sido una prioridad gubernamental. Muchos de los que llegan han pasado más de una década en Estados Unidos y, para 2017, el 16% de las personas que volvían a México había dejado hijos menores de edad en Estados Unidos.

Al arribar, es común batallar para encontrar dónde vivir, por la falta de historial crediticio en México, empleo, identificaciones vigentes y una comunidad que dé referencias. Algunas personas incluso han reportado tener que viajar al pueblo de origen para conseguir acta de nacimiento, mientras que, sin una identificación válida reconocida (porque el INE no siempre acepta las matriculas consulares y pasaportes, supuestamente oficiales, que se otorgan en los consulados de Estados Unidos) es prácticamente imposible conseguir la credencial de elector. 

En el prefacio a la segunda edición del libro Lxs Otrxs Dreamers (publicación que de alguna manera fue el presagio de la organización misma) la cofundadora de ODA escribe “Aun hoy, nos parece alucinante y frustrante que seamos ‘indocumentadxs’ en nuestro propio país”. Frente a la falta de documentos requeridos para la credencial de elector, los solicitantes incluso se ven obligados a reclutar dos testigos que vivan en la misma alcaldía, para dar fe de la identidad, pero esto se vuelve muy engorroso para una persona recién llegada, sin una comunidad que la respalde: una persona doblemente indocumentada, aquí y allá.

Sumémosle a esto los retos de conseguir empleo sin documentación educativa revalidada, proceso complicadísimo que puede llegar a costar varios miles de pesos por las traducciones por perito, que supuestamente ya no se requieren por el cambio legislativo al Artículo 286, pero que aun así se piden con frecuencia, quizá porque las escuelas mismas no conocen el cambio a la ley. Las universidades incluso piden certificados de secundaria: es difícil pensar que una persona deportada, que ha tenido que abandonar a su hogar de la noche a la mañana, cargue con este tipo de documentos.

Es en este espacio donde entre ODA, cuya dirección física anterior a la pandemia puede leerse en las credenciales de elector de cientos de personas retornadas, una marca, quizás, de la red micelial. Esmeralda Flores, encargada del departamento de Acompañamiento de la organización, que se dedica a ayudar a quienes retornan a asentarse, hacer trámites y resolver cualquier problema, enuncia lo siguiente:

ODA para mí es comunidad, es resistencia, es saber que tienes una red de apoyo. Es sentir que no estás sola porque puedes saber que no eres la única persona migrante de retorno but that still doesn’t keep you from feeling alone. En serio sí es saber que el barrio te respalda. El Acompañamiento que hace ODA no es especializado como solo jurídico o solo psicólogo; ODA funge como lo harían las redes familiares y de apoyo.

En ODA, cada voluntario, cada persona que se acerca, es parte de la red micelial. Es ese barrio de hongos que redistribuye recursos y responde ante la amenaza. Frente a la clara negligencia del gobierno, que, año tras año, se beneficia de la migración a través de las remesas, ODA surgió como espacio de lucha en la Ciudad de México, el tercer lugar de repatriación más importante del país (después de Tijuana y Nuevo Laredo). En ODA, lxs activistas luchan por la movilidad, la reunificación familiar y la comunidad, pero las actividades de la organización son tan diversas como la comunidad misma. La estrategia de la organización se define desde la Vocería: un grupo de migrantes retornadxs que decide cuáles serán las prioridades para seguir. 

ODA destaca por su artivismo y cada mes se montan actividades tan importantes como lúdicas. Siempre está el Borderless Kitchen, en que alguien presume su mejor receta, frecuentemente en la típica variedad del Tex Mex: chili, pay de manzana, tacos estilo taco bell, pollo frito, o nachos (es bien sabido que la cocina marca la creación de un hogar). Lxs milenials, por su parte, graban podcasts (por ejemplo, Pochas, So What?) y crean contenidos para el canal de youtube de la organización.

Por otro lado, lxs miembros de la comunidad y aliadxs con conocimiento profundo de las burocracias gubernamentales de ambos países organizan zooms y conferencias sobre información legal –tan relevante como difícil de navegar–. Para mencionar algunos ejemplos, en julio, ODA y la universidad Texas A&M montaron una presentación sobre la “Transferencia de activos y custodia de menores”. También ha habido talleres sobre exenciones migratorias, registros para pedir visa y solicitudes de información (conocidas como FOIA, por sus siglas en inglés).

Evidentemente, las cosas han cambiado en el momento actual. Otros Dreams en Acción se ha tenido que adaptar para hacerle frente a la pandemia. Ha cerrado las puertas de su espacio cultural, Poch@ House, del centro de la ciudad y todas las reuniones ya se hacen en línea. Pero ODA no ha bajado la guardia y sigue operando desde la solidaridad. A pesar de la ubicuidad de lo virtual, las acciones de ODA se han cristalizado en el plano físico: en el campo de batalla del virus y del hambre. Para el 30 de noviembre, la organización ya había entregado 424 despensas; lanzado el #CubrebocasCampaign, en que cosieron y vendieron cubrebocas para recaudar fondos en apoyo de las personas migrantes; y creado una bolsa de trabajo llamada “Chamba pa’l barrio”.

En estos tiempos, ODA también ha seguido celebrando, a su manera, las fechas importantes para México y Estados Unidos. Para el Día de muertos, se montaron altares de protesta frente a la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Monumento a la madre para denunciar las deportaciones y esterilizaciones forzadas llevadas a cabo en centros de detención migratoria. ODA también celebró Thanksgiving, resignificado como National Day of Mourning, o Día nacional del duelo, en honor a los pueblos originarios del continente y los retos de supervivencia que se enfrentan aún hoy. (Ambas celebraciones convocaron a los partícipes por Zoom, para mantener la sana distancia en todo momento.) 

Como quizás se pueda intuir ya, ODA siempre ha mostrado su solidaridad con otros frentes activos: la lucha por Ayotzinapa, la interseccionalidad en las protestas por la violencia contra las mujeres, o la búsqueda de hijxs desaparecidxs (bajo el hashtag #VolverteAVer). Como acción solidaria más cotidiana, la comunidad de ODA imparte clases de inglés gratis para vecinos: la iniciativa se conoce como “inglés pa’l barrio”. 

La apertura a otras luchas y solidaridades es importante porque, ahí, nos podemos encontrar. La pandemia nos ha empujado a transitar más el campo de las redes sociales que las calles. No sabemos cómo será la socialización en el futuro: si ya dejaremos de conocer personas nuevas y simplemente nos dedicaremos a mantener ciertas amistades, o si realmente la vacuna será una revolución que nos devuelva la espontaneidad. Lo que sí queda claro es que las batallas siguen y que es ahí donde podemos conocer las amistades más valiosas, que pueden cambiar la realidad. 

En redes, a veces me encuentro personas con cubrebocas de cactus, hechos por ODA, o me escriben amistades que quieren adquirir uno. Entonces sé que la persona que lo lleva es parte de nuestra red micelial. Algunas trabajarán al diario por el buen vivir de las personas migrantes y otras simplemente apoyan desde sus trincheras, con el cubrebocas como signo de su solidaridad.

Si después de leer todo esto te interesa involucrarte con ODA y ser parte de esta red micelial, puedes seguir a la organización en redes y revisar su programación –cada mes se publica un calendario de actividades– . Si vives fuera de la Ciudad de México, puedes buscar una organización de base en tu localidad y unirte a la siguiente acción translocal, o puedes participar en cualquier actividad virtual (o hacer un donativo). En ODA también hay un equipo comprometido de voluntarixs que siempre busca más manos. 

Cierro este texto con una reflexión de Guillermo Contreras, líder del curso “Decolonizing saberes” de ODA y de “Inglés pa’l barrio”, que además se ha encargado de distribuir cientos de despensas durante esta pandemia. 

El cambiar de domicilio, de ciudad o de país puede ser un gran desafío y esto se puede volver aún más complicado cuando es algo no planeado… y eso es lo que nos pasa a muchos que decidimos ir a Estados Unidos para buscar oportunidades. El regresar a un país que alguna vez conociste, pero que ahora es totalmente diferente, puede causar miles de sensaciones y problemas emocionales. Sin embargo, existen personas que aún creen en el bien común y que están decididas a apoyar a quien lo necesite. Este es el caso de la organización de Otros Dreams en Acción (ODA). En este grupo de personas, la mayoría ha pasado por una situación similar: vivieron por mucho tiempo en Estados Unidos y ahora se encuentran de este lado de la frontera. Para mí, ODA es un grupo de personas en donde uno se puede sentir cómodo hablando inglés, español o, como muchos de nosotros, Spanglish. El apoyo mutuo es una de las cosas que más se siente entre las compañeras. La calidez y los muchos eventos que se organizan pueden hacer que te sientas como si siempre hubieras pertenecido a esta comunidad. Siempre es grato ver que la organización pone por delante las experiencias de sus miembros y no el saber de los expertos, porque como dicen los de ODA, los expertos somos nosotros que lo vivimos en carne propia. ODA significa mucho y muchas cosas, porque para algunos puede significar familia u hogar, otros sienten que son la banda, algunos más podrían llamarlo camaradería y, para otros, significa apoyo. Así puede ser para muchos que han estado o son parte de la organización, pero sí tengo que decir qué es ODA para mí. ODA es mi escuela, es mi banda y es mi pedacito de montaña en esta selva tan loca y asfaltada.

Con esta reflexión, los invito a ser parte de nuestra red micelial, en medio de esta selva.

Otros Dreams en Acción:

www.facebook.com/OtrosDreams 

www.instagram.com/otros_dreams_en_accion/

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María Cristina Hall

María Cristina Hall es poeta, traductora y doctorante en ciencias políticas y sociales en la UNAM. 

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