El Informe de 2022 de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos A/HRC/54/4 menciona que el colonialismo, el cual se define como un sistema político y social en el que un Estado domina y explota una colonia, perdura hoy en día en forma de racismo, discriminación racial, xenofobia e intolerancia en contra de las personas y pueblos indígenas.
Comunidades indígenas de México – Imagen tomada del Facebook del Museo Indígena
Datos de 2023 del Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación (CONAPRED) indican que, entre 2012 y 2020, se abrieron 80 expedientes por presuntos actos de discriminación hacia personas indígenas, y, a nivel nacional, el 28.1 % de la población indígena de 12 años y más reportó haber sido discriminada por al menos un motivo en los últimos doce meses del 2022. Este porcentaje aumenta en grupos específicos, como mujeres indígenas que realizan trabajo del hogar remunerado (34.7 %) o que tienen alguna discapacidad (33.5 %).
Comunidades indígenas de México – Imagen tomada del Facebook del Museo Indígena
La lucha por los derechos de las personas indígenas en la Ciudad de México se manifiesta, por ejemplo, en la búsqueda del reconocimiento y preservación de las lenguas indígenas a través del combate de los estereotipos hacia las personas que las hablan.
Información de la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes (SEPI CDMX) resalta que las alcaldías con mayor número de personas hablantes de lenguas indígenas son Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Tlalpan y Xochimilco. También indican que en CDMX se hablan 55 de las 69 lenguas indígenas nacionales.
Comunidades indígenas de México – Imagen tomada del Facebook del Museo Indígena
Sin duda, es necesario seguir tomando acciones para fortalecer las lenguas originarias y mantener la diversidad lingüística y cultural.
Lo anterior, precisamente, es uno de los objetivos del Museo Indígena Antigua Aduana de Peralvillo, que forma parte de la red de museos a cargo del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI).
Fachada del Museo Indígena – Fotos de Alejandro Peña
El Museo Indígena, que se fundó en agosto de 2012, “es un espacio de confluencia y difusión de la diversidad cultural de los pueblos indígenas de México, que permite fomentar el diálogo intercultural y propiciar la valoración de las culturas originarias de la nación”.
Para ello, además de tener exposiciones semipermanentes, también imparte talleres, así como eventos culturales, de música y danza, dentro de sus propias instalaciones.
Actividades con las comunidades indígenas – Imagen tomada del Facebook del Museo Indígena
En su acervo incluye diferentes expresiones de arte indígena que se mantienen desde la época colonial, específicamente del siglo XVII. Asimismo, contiene piezas de cerámica, textiles, arte plumario, cartonería, literatura, instrumentos musicales, videos, entre otras expresiones.
El Museo se ubica en Av. Paseo de la Reforma Norte 707, colonia Morelos, Cuauhtémoc, CDMX. Justo frente a la tercera sección de la Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco.
El edificio en el que ahora se encuentra es uno de los que posee mayor historia en CDMX: La Antigua Aduana de Peralvillo fue reconocida como monumento nacional en 1931, con su arquitectura histórica de estilo barroco.
Leyenda con la historia del edificio que alberga al Museo Indígena – Foto de Alejandro Peña
La Aduana de Peralvillo fue construida en el siglo XVIII con la intención de convertirse en la más grande de la CDMX, en el sector del famosísimo pulque. Allí, los mercaderes de esa “bebida de los dioses” pagaban el impuesto para ingresar a la capital. Este edificio fue uno de los más importantes del México colonial.
Mi Valedor tuvo la oportunidad de conversar con Patricio Romeu, jefe del departamento de acervos en el INPI y portavoz del Museo Indígena.
Patricio Romeu, jefe del departamento de acervos en el INPI
Patricio nos comenta un dato histórico poco conocido del Museo: “En realidad proviene de lo que fue el Museo Nacional de Artes e Industrias Populares, que tuvo el Instituto Nacional Indigenista (INI) desde 1951. Fue creado con el propio surgimiento del concepto de arte popular y la revaloración de las expresiones artísticas de los pueblos indígenas y otras comunidades de herencia indígena, aunque ya no se asumían como tal”.
Así, se ideó una manera de promover un desarrollo económico a través de la transformación de la producción local en objetos comercializables. “También fue una manera de afianzar la propia cultura de los diferentes pueblos y comunidades. Este museo estuvo en lo que fuera el templo de Corpus Christi, enfrente de Alameda Central, y operó allí hasta 1996, cuando hubo una serie de problemas tanto institucionales como políticos en el país, así como cuestiones de la misma infraestructura del inmueble que resultó afectado por el terremoto del 85. Entonces el museo se cierra en el 96, la colección queda embodegada durante varios años hasta que se crea la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, en el 2003 y se empieza a recuperar la colección, a volver a ordenarla, clasificarla, restaurarla, se reorganizó ya como acervo de arte indígena. Este acervo funcionó durante algunos años como un acervo sin museo, se utilizaba para, por un lado, cumplir labores de documentación por parte de gente de los mismos pueblos, artesanos, especialistas, investigadores y personas interesadas en montar exposiciones con piezas de arte indígena. Ya en la década de los 2000 hubo varias propuestas hasta que se entregó este inmueble a la Comisión con la idea de que se utilizara para propósitos culturales, y pues ya se hace el proyecto de instalar el Museo Indígena”.
Locaciones internas del Museo Indígena – Fotos de Alejandro Peña
Patricio explica que el Museo cumple primordialmente una importante función educativa y de sensibilización hacia la sociedad en general. Es un punto de acceso para que la población no indígena, o que no asume ni reconoce su herencia, pueda conocer esta diversidad de culturas, como primer paso en la generación de actitudes nuevas hacia las raíces aborígenes.
Comenta que el Museo ha tenido una buena recepción; “como muchos proyectos en sus inicios fue difícil empezar a posicionar que estuviera en el conocimiento de la gente, sin embargo, la población local de las colonias y de los barrios alrededor, de Tlatelolco, Peralvillo, Tepito, de la colonia Morelos, poco a poco han ido reconociendo el espacio como una sede de actividades culturales y se ha generado una vinculación importante, y sí hay una afluencia relevante. También hay gente que llega de otras partes de la ciudad o visitantes del extranjero que han llegado ya sea por sus propios medios o por alguna recomendación, o porque supieron por redes sociales”.
Exposición dentro del Museo Indígena – Foto de Alejandro Peña
Un sector con el que han trabajado bastante es el escolar, de primaria y secundaria específicamente, cuando organizan visitas grupales. “Eso para el equipo del museo es muy importante porque es un público idóneo para empezar a comunicar este tipo de temas, para sensibilizar sobre la diversidad cultural y sobre los valores que queremos promover”.
En el Museo se han propuesto realzar el valor de las poblaciones indígenas más allá de una apreciación folclórica o romántica; vincularlas con el conocimiento que han generado del territorio, con las formas de organización social, con las concepciones estéticas que han desarrollado a través del tiempo y con las múltiples influencias culturales que han recibido, “fruto de los mismos procesos históricos desde el periodo de la colonización europea, y luego los procesos de industrialización y claro fenómenos más actuales; y cómo todo eso ha ido impactando en la manera en que se constituyen las culturas indígenas, y en particular cómo eso se expresa en la creación de obras que mostramos acá”.
Exposición dentro del Museo Indígena – Foto de Alejandro Peña
En cuanto al acervo, Patricio explica que se ha reunido de diferentes maneras. “Una parte muy importante fue en la época de conformación del antiguo museo, en los 50 (1950), cuando varios integrantes de la élite cultural del México de aquella época, del periodo posrevolucionario, impulsaron la creación del museo y donaron piezas que ellos tenían en colecciones propias o incluso piezas antiguas que fueron recopilando de anticuarios y por otras vías”.
Otra parte provino de los proyectos que hacía o impulsaba el INI en su tiempo (que pasó a ser el INPI en diciembre de 2018), de investigación y documentación con las comunidades, e incluían trabajo antropológico, etnográfico, registro audiovisual y recolección de objetos y obras.
Exposición dentro del Museo Indígena – Foto de Alejandro Peña
“En esa época temprana existía la idea o era parte incluso del proyecto político del México posrevolucionario, entre los años 20 a 50 más o menos, de que se iba a formar una cultura mexicana única u homogénea, que iba a retomar algunos elementos de las culturas indígenas, como para tener una identidad propia. Pero la visión entonces era que a largo plazo las culturas indígenas iban a desaparecer, y que sus poblaciones iban a asimilarse culturalmente. Entonces lo que se creía era que había que apresurarse a documentar todo, recopilar objetos, documentar la cultura, tomar fotos, porque todo eso iba a desaparecer, entonces eso tuvo el efecto de generar estos acervos que ahora, al paso de los años, más bien han servido para que las propias culturas puedan revitalizar sus elementos propios”, apunta Patricio.
Otra parte considerable del acervo está relacionada con las iniciativas que surgieron desde los años 1950 y 1960 para promover lo que se llamó artes populares, a través de escuelas, talleres, cursos de capacitación y concursos. “Entonces, muchas de estas colecciones realmente eran obras que se fomentaba que se hicieran con la finalidad de que entraran en un concurso o que documentaran alguna técnica en particular, o venían de estas escuelas museo que tuvo el INI en aquellos años”, agrega.
Exposición dentro del Museo Indígena – Foto de Alejandro Peña
Igualmente, la colección se ha enriquecido con donaciones de particulares o adquisiciones directas del INPI debido al interés en temas específicos, como documentar la cultura de un pueblo en particular. Además, algunas comunidades “que nos han dicho ‘oye, me gustaría que estuviera este elemento de mi cultura exhibido en el museo’, entonces han traído algunas piezas que se han ido integrando”.
Exposición dentro del Museo Indígena – Foto de Alejandro Peña
Las exposiciones del Museo procuran mostrar elementos de gran parte de las culturas indígenas de México y de las más representativas de América Latina.
Además de las piezas creadas por personas de los pueblos indígenas, el museo también permite mostrar obras que conserva el INPI, como por ejemplo, la Fototeca Nacho López, el Acervo de Cine y Video Alfonso Muñoz, la Fonoteca Henrietta Yurchenco y la Biblioteca Juan Rulfo.
“Todos estos acervos se complementan entre sí, porque han tenido procesos de conformación paralelos, y por la naturaleza de algunos de los proyectos, hay temas o procesos que están documentados en más de un acervo, entonces podemos tener, por ejemplo, una serie fotográfica sobre una danza y al mismo tiempo algunas piezas que provienen de esa danza y tal vez un registro en video de la misma danza, y un reporte de trabajo de campo, digamos”.
Exposición dentro del Museo Indígena – Foto de Alejandro Peña
En cuanto a la relación directa del Museo con las poblaciones indígenas, Patricio resalta que sus instalaciones han funcionado como un foro o escenario para que las comunidades expongan elementos de su tradición cultural, “ya sea por cuestiones de música, danza, artes, temas que tienen que ver con literatura o con la lengua, cuestiones de gastronomía, en general pues diversas expresiones de lo que llamamos patrimonio cultural, y eso ha funcionado ya sea por invitación del INPI, a través del museo, para que alguna comunidad presente una manifestación o al revés, una comunidad que nos contacta y se abre el espacio en el museo”.
Exposición dentro del Museo Indígena – Foto de Alejandro Peña
Desde su apertura en 2012, el Museo Indígena se ha ido adaptando a los cambios políticos y sociales ocurridos en el país. “La idea inicial era únicamente tener una ventana para mostrar la cultura y entablar este diálogo intercultural, pero el museo también ha ido adaptándose a la situación cambiante de la sociedad mexicana y de las cuestiones políticas y jurídicas que han sido temas muy relevantes en años recientes. Ahora es muy importante hablar del reconocimiento de los derechos de los pueblos, de lo que implica esto en términos de territorio, de organización social, y del reconocimiento desde el Estado de las autoridades tradicionales de los pueblos. Y el reconocimiento también del derecho sobre la propiedad intelectual, el patrimonio cultural, de este derecho colectivo que tienen los pueblos sobre su creación”, señala Patricio.
A su vez, en 2019, año internacional de las lenguas indígenas por mandato de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se programó la iniciativa de generar una labor mundial orquestada que las proteja, las promueva y revitalice y que ayude a mejorar la vida de quienes las hablan. Una forma en la que el Museo decidió participar fue preparando una exposición que se inauguró en 2022 y que permanece hasta ahora.
Exposición dentro del Museo Indígena – Foto de Alejandro Peña
De acuerdo con la ONU, a través del lenguaje nos comunicamos con el mundo, definimos nuestra identidad, expresamos nuestra historia y cultura, defendemos nuestros derechos humanos y participamos en todos los aspectos de la sociedad.
Asimismo, según la UNESCO, en el mundo se hablan cerca de 7000 idiomas. De ese número, se estima que 6700 son lenguas indígenas, de las cuales 2680, o el 40%, corren el riesgo de desaparecer a un ritmo alarmante.
Exposición dentro del Museo Indígena – Foto de Alejandro Peña
Patricio apunta que el año pasado hubo una reforma muy importante en la Constitución mexicana, tras la que se reconoce a los pueblos indígenas y afromexicanos como sujetos de derecho público. Es decir, se les asigna legalmente personalidad jurídica y patrimonio propio.
“Esto es muy importante porque este reconocimiento marca una ruptura con esta idea de tutela que se tuvo sobre los pueblos indígenas desde la época colonial, este concepto de que eran como menores de edad. Ahora con esta modificación en la Constitución” se establece por ley que el “Estado tiene que poner su aparato, sus instituciones, al servicio de los pueblos, de lo que desde su organización interna demanden. Aquí el Museo responde a esta visión de que se tienen que comunicar estos cambios políticos y culturales, desde lo que los mismos pueblos necesitan y quieren proyectar de sí mismos a otros sectores de la sociedad”.
Patricio considera que entre los retos que implica mantener un Museo Indígena, están el racismo y la discriminación, que aunque se crea que son temas ya casi superados, “más bien lo que ha pasado es que ya no está bien visto comunicar en público estos discursos, pero hay muchas personas que aún los manejan en lo privado”
“Otra cuestión que ha sido difícil para este museo en particular ha sido el tema de la difusión. Sí hacemos nuestra labor interna de promoción, sobre todo a través de redes sociales, también de manera institucional se ha trabajado en promover el espacio. Pero, aun así, por las mismas condiciones de la dinámica cultural de la ciudad, porque finalmente es una ciudad que tiene una oferta cultural gigantesca, hay espacios que tienen un aparato de comunicación mucho más robusto y mayor posicionamiento en el imaginario público, por su trayectoria, por el tiempo que han estado funcionando, por las temáticas”, añade.
Espacio interno del Museo Indígena – Imagen tomada del Facebook del Museo Indígena
De igual manera, deben cuidar constantemente la forma en la que se relacionan con los pueblos indígenas, para mantenerse actualizados con lo que es relevante comunicar y transmitir de su cultura, procurando siempre que sea por medio de un acercamiento respetuoso, donde prime el punto de vista de las comunidades.
“Cuidar que no se falseen las cosas, que no se romanticen las realidades de los pueblos, y al mismo tiempo, que sean mensajes accesibles para un público amplio. Finalmente, lo que nos interesa también es que quien venga al museo se lleve una enseñanza, una reflexión”.
Patricio subraya que el Museo Indígena también ha asumido el objetivo de exponer y promover elementos de la población afroamericana y al mismo tiempo educar sobre ella. “Hablando de la historia de estos pueblos, cómo fue su llegada para la conquista de la Nueva España con estas condiciones de la trata esclavista y demás situaciones tan lamentables que se han dado en la historia. Y pues también fueron poblaciones que durante mucho tiempo estuvieron invisibilizadas, incluso por el mismo discurso del mestizaje y de la idea de que México es una nación mestiza heredera sólo de lo indígena, de lo hispano”.
Máscara de la Danza de los Diablos, de la Costa Chica en Guerrero – Foto de Alejandro Peña
Esto a su vez ha sido una respuesta a la exigencia de los mismos pueblos afromexicanos, quienes piden mayor visibilidad y reconocimiento por las aportaciones tan significativas que han hecho a la sociedad y a la cultura que conforma al México actual.
Finalmente, Patricio nos deja un mensaje que invita a reflexionar a la ciudadanía: “Hay que tener la apertura y la disposición de conocer y valorar, de sensibilizarse, dar oportunidad a las diferentes temáticas que puede ofrecer un espacio cultural. Con la temática que manejamos nosotros en particular sí nos interesa que haya este reconocimiento, este respeto a los pueblos y comunidades indígenas y afrodescendientes, que también son parte de México. Tener esta conciencia histórica de que son comunidades que descienden de los primeros pobladores del territorio que compartimos ahora. Lo que no se conoce no se valora. Es preciso entender que es una cuestión de derechos humanos, que cada persona, cada colectividad tiene el derecho a existir de la manera en que ha existido durante toda su historia, y más allá de eso, a decidir cómo quiere seguir llevando su vida”.
Comunidades indígenas de México – Imagen tomada del Facebook del Museo Indígena
El acceso al Museo Indígena es totalmente gratuito. El horario de atención al público es de lunes a viernes de 11:00 a 17:00.
En 2025, con su edición número 182, el Viacrucis de Iztapalapa reunió a más de dos millones de personas, quienes asistieron no solo por motivos religiosos, sino también como parte de una de las expresiones sociales y culturales más representativas de la capital mexicana.