El Salón Los Angeles es reconocido por la música en vivo que se disfruta allí, especialmente salsa, cumbia, swing y danzón, así como ritmo afro-caribeño y chachachá. Muchos de sus visitantes acuden vestidos como los pachucos (movimiento que nació con características de pandilla, pero evolucionó hasta imponer una moda estética y un estilo de baile) de la década de los 30, aunque otros tantos van cómodos y con su mejor par de zapatos para bailar con soltura.
Al entrar observas un letrero con un lema que se convirtió en legendario: “Los que no conocen el Salón Los Angeles, no conocen México”. Ubicado en la colonia Guerrero, es uno de los salones de baile más antiguos y emblemáticos de Ciudad de México, y ha funcionado ininterrumpidamente (excepto en época de pandemia) desde su inauguración en 1937.
En aquel tiempo, estos espacios eran la diversión por excelencia fuera de casa, ya que no existía la televisión y por supuesto nada de la tecnología actual. Las familias solían reunirse para escuchar por radio las noticias, programas de variedades, shows cómicos y radionovelas. También disfrutaban de orquestas y cantantes populares, mismos que después podían ver en vivo en un salón de baile.
La época dorada del Salón los Angeles fue entre 1950 y 1960. Recibió a muchas celebridades de ese entonces, pero en los años 70 los alrededores comenzaron a presentar un notable deterioro. Fue así que terminó siendo un lugar menos popular y reconocido, pero sin duda logró sobrevivir.
En la actualidad es concurrido por gente de todas las edades y de distintos países que buscan pasar un rato alegre en un sitio que ha sido sede de varias películas, conciertos y hasta ferias gastronómicas. El Salón los Angeles combina nostalgia y entretenimiento moderno, siendo todavía icónico para la vida nocturna de la ciudad.
Miguel Nieto Alcántara, dueño del lugar, comenta que “mi abuelo funda y opera el lugar desde 1937 que se inaugura hasta 1948. En ese entonces mi papá tenía 24 años y entonces deciden entre los dos que mi papá se dedique al salón. El hecho es que mi padre muere en 1961 y él fue el inventor del lema” que se hizo inmortal.
“Por aquí han pasado prácticamente el 90 % de los grupos de este tipo de música. De los importantes que han pisado nuestro país, sin establecer un orden cronológico, van desde la Sonora Matancera hasta Willie Colón, Rubén Blades, la Sonora Dinamita. Lo que sucede es que los bailes de moda empiezan a tocarse en los salones de baile y entonces las gentes de clases medias, medias altas y altas empiezan a acudir a los salones a aprender los pasos de moda, y es lo que hace que los académicos y los intelectuales empiecen a frecuentar el salón de baile”, explica Miguel.
Añade que “con el tiempo muchos de ellos se hicieron famosos y siguieron frecuentando ese salón de baile que frecuentaban en su juventud. Carlos Fuentes (reconocido escritor y diplomático mexicano), por ejemplo, nos dejó como autógrafo una frase que me gusta mucho, y que dice: ‘Los Angeles estaba aquí hace 40 años y seguirá aquí mientras el tiempo dure y el alma baile’.”
Como dato de interés, recuerda que “el salón de baile es uno de los primeros lugares en los que una mujer podía decir que no quería bailar. Como no le pagaban la entrada y podía llegar sola, en épocas en donde la mujer en la Ciudad de México ni siquiera tenía el voto, que llega hasta 1953, entonces el 37 que se inaugura el salón al 53 cuando la mujer tiene el voto, es de los pocos lugares donde una señora podía decir que no, o que sí a una pieza, pero la próxima ya no, o sí también. En fin, se ejercía una libertad que era muy rara en aquel entonces”.
Finalmente, Miguel cuenta con nostalgia que “ya la gente amigo no se viste, no es romántica. Ha perdido el sabor de la vida. Cuando tú te vistes, cuando tú te preocupas por ti, pero tratando de agradar a los demás, eres la sal de la tierra, le da sabor a la vida. Hay mucha gente que dice ‘yo quisiera hacer como este cuate, quisiera bailar así’, y eso me da muchísimo gusto, y ese es mi premio. Lo bailado, ¿quién me lo quita? Lo que yo he vivido, lo que yo he bailado, lo que yo he gozado, pues esa experiencia, esa vivencia, no me la quita nadie”.
Desde hace más de 80 años miles de mexicanos han visitado el Salón Los Ángeles. Sus mesas han sido las protagonistas de la ajetreada, pasional y diversa vida nocturna de la capital. En sus inicios, sus visitantes provenían de la Guerrero, Tepito o la Peralvillo, y se unían a políticos y prominentes empresarios que bailaban en la misma pista que Carlos Monsiváis (escritor y periodista mexicano).
Cuando Carlos Fuentes celebró su cumpleaños, invitó a Gabriel García Márquez y José Saramago. También pasaron por allí Mario Moreno “Cantinflas”, vecino del barrio; Fidel Castro y León Trotsky, además de los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera, y hasta el líder guerrillero Ernesto “Che” Guevara.
Froylán Escamilla, maestro en Sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco, subraya que referirse a este popular sitio, “es hablar del último salón de baile de la Ciudad de México, un actor octogenario” y “parte de su memoria”.
“Fue una plataforma inmensa para las estrellas de las corrientes africanas” como Benny Moré o el creador del mambo, Dámaso Pérez Prado, a quien “le colocaban una alfombra roja para llegar en hombros al escenario”, indica, a la vez que acota que el salón debe su nombre al hecho de que “a unos pasos de aquí está la iglesia de Nuestra Señora de Los Ángeles, una advocación de la Asunción de María”.
“Resulta impresionante cómo el salón se ha sabido mantener a pesar de la incongruencia que implica la globalización (…) y frente a la homogeneización y el monopolio de la cultura, Los Ángeles ha sabido navegar ofreciendo otras posibilidades, amor, fervor, cariño, la energía de los pasos en la duela y las luces de neón”, añade.
Escamilla concluye asegurando que no es casual que el salón se ubique en un barrio popular, porque es parte de “la cultura de la gente de la clase trabajadora, que encuentra en el baile y en estas músicas una posibilidad de ser”.
El Salón los Angeles se encuentra en Calle Lerdo 206, entre Flores Magón y Estrella, Col. Guerrero. Abre de martes a domingo de 17:00 a 23:00. Además, ofrecen clases de baile de dos horas: los lunes a las 18:00 y los martes a las 16:00.
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Haz un donativo aquíValedor y periodista a tiempo completo. Zurdo, cinéfilo, amante de la lectura, la música, el café y el chocolate. En contra de las farsas sociales. Otro venezolano emigrante.
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