Para llegar al zócalo, Tatiana y yo hemos tardado más de lo previsto. No sabÃamos, aunque tendrÃamos que haberlo imaginado, que también aquà estarÃa todo destruido. Las últimas calles fueron las más complicadas: los cráteres, los coches abandonados a su suerte y las enormes barricadas nos presumen los vestigios de los tiempos agotados. Y para […]