Sofía Cerda deja volar su imaginación para hablarnos del caos que existe en su mente y que se refleja en esta imagen donde todo es desorden pero, a la vez, es perfecto.
Después de cierta edad uno empieza a sentir que las ideas pesan. Cuando cierro los ojos veo manchas de luz sobre un fondo negro. Parpadean. Revolotean inestables, en ocasiones sin lograr acomodarse. Mi mente funciona de la misma forma; es acumulativa y desastrosa. Catártica incluso. Tengo una colección de ilusiones almacenadas en mi cerebro. Yo, que me opongo al orden desde niña, no sé cómo llevarlas a cabo. A veces es más fácil que se queden así: como fantasías. Hay algo bonito en imaginar algo que podría ser y saber que nunca será.
Me propongo a escribirlas en un cuaderno. Lo logro durante dos días. Ideas sin motivo de ser leídas. Ideas que solo serán revisadas bajo mi propio juicio (es un tirano él). Tacho. Borro. Vuelvo a almacenar. Mi página se vuelve un laberinto sin sentido. Al tercer día me detengo. Me da claustrofobia mi propia existencia. Me da miedo ver mis ideas. Cuánto sinsentido.
Mi cerebro funciona mejor durante mis traslados. No me gusta que nadie me hable. Cuando estoy distraída no me presiono: pienso. Pienso quizás sin coherencia, pero pienso sin temor. Parece que las ideas se vuelven más ligeras y a mí me da menos vergüenza ese gran desorden que tengo desparramado dentro de mí. Ese desorden sin forma comienza a parecer una montaña de piezas que se acomodaron con cierto propósito. Deja de ser inservible y se convierte en algo divertido. Algo que, quizá, no tiene que ser comprendido. Algo que puede existir sin la necesidad de ser mostrado.
Algún día, tanto mis ideas como yo, vamos a desaparecer. Entonces será inútil haber gastado tantos años en querer administrar mi desorden. Debo seguir sin querer sacarlo a relucir, y aceptarlo simplemente por lo que es: un desorden.
Haaron Álvarez es un fotoperiodista mexicano que lleva un diario visual de cómo se vive la pandemia en una ciudad llena de desigualdades.
Son infinitamente diversos los motivos que pueden llevar a una persona a la cárcel. Pero culpable o no, como sociedad debemos trabajar para proteger sus derechos, su dignidad y acompañar su deseo de cambio, de reinserción, de otra oportunidad.
Para celebrar la vida y obra del escritor y revolucionario mexicano José Revueltas (1914- 1976), leímos su biografía y nos echamos un clavado a algunos de sus cuentos más tempranos, compilados en Dios en la tierra y publicados por primera vez en 1944. Aquí nuestras recomendaciones valedoras.