Una sencilla fotografía da paso a un texto, mitad divagación, mitad cuento, que nos deja ver los pensamientos de un televisor frente a su muerte inminente…
La sacaron de patitas a la calle con todo y mueble. Al principio quiso creer que la pusieron ahí para que hiciera de la banqueta un cuarto de tele abierto a todo el público, para que los transeúntes detuvieran su camino y la miraran. Pero luego se reflejó en una cámara y se dio cuenta de que ya nada es lo mismo: es una Sony más que viejita, el mueble está raquítico, no está plana y encima tiene caja, imposible aguantar el apagón analógico. Ya está más pa’ allá, que pa’ acá; ya nunca más va a poder transmitir un partido de la Selección. Sólo entonces, aterrorizada, recordó la voz. La voz de aquella muchacha que todos los días –pero sin horario fijo– irrumpe destruyendo el silencio pacífico de la cuadra, del barrio, de la ciudad. La voz maldita que compra el fierro viejo que vendan. Supo, no sin angustia, que más tarde ese día llegaría la voz invadiendo toda privacidad, y entendió el destino que le esperaba: un aberrante exilio, un eterno recorrer por la ciudad, junto a tambores, colchones, lavadoras, refrigeradores, microondas…
Con su lente, los fotógrafos de esta segunda entrega dicen “chamba es chamba” y así es corretear la chuleta en medio de una pandemia.
Son infinitamente diversos los motivos que pueden llevar a una persona a la cárcel. Pero culpable o no, como sociedad debemos trabajar para proteger sus derechos, su dignidad y acompañar su deseo de cambio, de reinserción, de otra oportunidad.
Para celebrar la vida y obra del escritor y revolucionario mexicano José Revueltas (1914- 1976), leímos su biografía y nos echamos un clavado a algunos de sus cuentos más tempranos, compilados en Dios en la tierra y publicados por primera vez en 1944. Aquí nuestras recomendaciones valedoras.