En esta breve reflexión, Pablo Duarte nos habla sobre esa otra parte tan importante que conforma un partido de futbol: la afición; aquellos que acompañan a voz en cuello y con todas las emociones al límite a su equipo en cada partido.
Quizá el primero fue el que no alcanzó lugar en el equipo: el espectador original habrá sido un jugador que quiso pero no fue. Bajo ese signo estamos todos los que vemos el futbol, deleitados y revueltos en la banda. Una banda que se extiende desde la línea de cal hasta la última butaca, el último banco de la barra, el descansabrazos del último sillón de la sala. Tan amplio ese terreno que cabemos todos —hinchas, aficionados, advenedizos, ocasionales, desentendidos, renuentes y contrariados—.
Y esta congregación de individuos en grado diverso de infatuación con la pelota, de pronto, celebra en sincronía un gol.
Si es nuestro, ese gol, algo se quiebra. Perdemos la modestia que nos hace buenos vecinos y nos volvemos puro grito. Creemos, fantaseamos, anticipamos que vendrán otros –goles y triunfos–, que campeonaremos porque es ya inevitable. Ondeamos banderas, escalamos estatuas y jerarquías, porque sabemos que como aficionados coaccionamos a gritos al azar. Desde nuestro sitio torcemos la mano del destino hasta obligarla a que nos cumpla con el trofeo que creemos merecer. Resulta, sin embargo, que el azar es gambetero y es muy difícil sujetarle siquiera la playera. Se escapa y nos regresa al infortunio.
Ese es el entrenamiento al que hemos concurrido sin falta una o dos veces por semana. En el graderío, en las cantinas o en la habitación, aprendimos la rara majestad de la desdicha. Seremos algún día campeones del mundo como adultos, nos decimos; veremos al Tri alzar quilates y temores, algún día, pero no hoy. Por lo pronto, regresamos a nuestro puesto en la banda, a jugar a eso que, por no ser de los once uniformados, somos.
Mi Valedor es una organización no gubernamental y sin fines de lucro. Nuestras actividades son posibles gracias a los donativos y al generoso apoyo de personas como tú.
Haz un donativo aquíTraductor y editor. Participó en la antología Breve historia del ya merito que editó Sexto Piso y publicó el libro de ilustraciones El internet de las cosas con el ccd.
Alejandro Peña platica la tortuosa salida de su adorado Venezuela hasta llegar, no sin fuerte temor, a México: “Vivir en un país sumido en crisis es una pesadilla. Nada tiene sentido. No hay esperanzas ni sueños; el futuro se oculta tras la neblina de la incertidumbre. La única opción es la de huir, lejos.”
A pesar de los importantes avances legales que se han producido en los países latinoamericanos para hacer frente a la violencia de género, esta sigue siendo un grave problema, especialmente en un contexto de crisis social agravado por la pandemia del COVID-19, que golpea especialmente a las mujeres.
Durante mucho tiempo se consideró que los jóvenes eran poco políticos. Luego llegó Greta Thunberg. También en Austria hay cada vez más jóvenes que defienden el clima, la igualdad social y otras cuestiones. Los jóvenes activistas de Austria se reunieron para debatir por qué en la conferencia Young Rebels.
“Como migrante, podrán cerrarme puertas. Como extranjero, podrán ponerme límites. Como indocumentado, podrán ponerme obstáculos. Pero como ser humano, ¡No habrá nada que me detenga!”; con esta frase de la organización Convergencia de Culturas se puede resumir lo que significa para muchos y muchas el proceso migratorio. Es tan complejo, que hay que vivirlo para […]
El pasado 19 de junio fuimos parte de la expo de arte de Toro Amillategui, un pintor neoexpresionista y un verdadero artista en Laguna Mx, una fábrica de oficios que reúne a emprendedores, líderes del diseño, arquitectura, urbanismo, gastronomía y arte en un solo lugar. Fue una noche increíble, llena de arte y buena vibra. […]
El 29 y 30 de junio pasado, fuimos parte del Tianguis de Libros de Reforma. Este tianguis fue organizado por la Brigada para leer en libertad, una asociación que se dedica a volver accesible la lectura para todas las personas de nuestra sociedad. Tuvimos todos nuestros libros y productos a la venta, y la vibra […]