El pasado martes 26 de abril se inauguraron en Saenger Galería tres exposiciones que presentan el trabajo de los artistas Alejandra de la Puente, Sebastián Hidalgo y Nicole Chaput junto con Madeline Jiménez Santil.
Presentadas en Saenger, un espacio que rompe con las convenciones de una galería tradicional, -mira a los hombres caer, ¿Cómo se construye un río? y Radio Solar proponen reflexiones sobre el arte y su tiempo,
-mira a los hombres caer por Alejandra de la Puente
Todos tenemos alguna fascinación particular, la de Alejandra de la Puente parecen ser las piedras. Nos encontramos con dos acepciones de la piedra, las piedras son tiempo y espacio, fragmentos de un sitio específico y testigos del correr del segundero; igualmente, de acuerdo con el texto curatorial, estas piedras son hombres, remanentes de una tragedia (en este caso, un diluvio provocado por un colérico Zeus).
-caer siete veces, -caer nueve veces, -caer al horizonte
En tinta y papel, las piedras en caída libre interrumpen y alteran las líneas que las contienen, estas líneas, aunque paralelas, no son regulares y menos equidistantes, como el espacio y el tiempo. Cayendo siete o nueve veces, hacia el horizonte, hacía donde sea, de acuerdo con la autora “siempre estamos cayendo” y no solamente si nos apegamos a las consecuencias literales de la gravedad.
Los humanos caemos y en nuestro paso por el mundo deformamos lo que se cruce en el camino, dejamos estragos en el tiempo y espacio, asimismo, estos también, tarde o temprano, habrán de alcanzarnos.
-dentro del horizonte
En la azotea de la galería, bajo el sol de mediodía, se sostiene una circunferencia de acero, cuyo perímetro se encuentra bardeado por pequeñas lajas. La estructura de 400 centímetros de diámetro tiene a su alrededor el cielo de la Ciudad de México; el Periférico y algunos edificios del Paseo de la Reforma se asoman por encimo de la nata de smog que cubre el cielo capitalino.
Esta obra transforma el espacio en donde se coloca, en este caso, desde una azotea situada en la Ciudad de México, una de las urbes más grandes y contaminadas del mundo. Como consecuencia de la actividad humana, hay días en los que difícilmente se puede reconocer el valle que rodea a la capital mexicana; al situarnos dentro de la circunferencia de acero, podemos retomar el tiempo pasado y compartir el mismo horizonte, uno en el que las lajas nos devuelven la geografía montañosa que hemos deformado.
¿Cómo se construye un río? por Nicole Chaput y Madeline Jiménez Santil
Retomando el trabajo presentado meses atrás en Salón ACME, Chaput y Jiménez Santil continúan buscando nuevas representaciones alrededor del cuerpo femenino. ¿Cómo se construye un río? es ya un título que, por sí mismo remite al movimiento, a la característica anfibia que abordad en las obras de ambas artistas.
El deseo ronda, literalmente, por toda la sala y viste un cuadro con patrones que caracterizan a los cuerpos de Jiménez Santil, lienzos pálidos, en escala de grises, fríos, una completa oposición a los elementos comunes que la identifican a ella como mujer afrocaribeña.
Las mujeres de Chaput no son concebidas como objetos de deseo, todo lo contrario, inclusive secretan una verdosa sustancia. Todas estas imágenes retratan a dos mujeres en una relación simbionte, una se alimentan de dicha secreción, otra es el reflejo casi simétrico de su original. Frente a una de ellas, se encuentra un reclinatorio lo cual deja espacio para la reflexión sobre si a estos cuerpos se les observa desde un sentido penitente o de veneración.
Radio Solar por Sebastián Hidalgo
Un rojizo personaje alza la mano en señal de despedida, o de saludo, el rojo de su cuerpo y el de su entorno puede ser tanto principio, como final.
Sobre una pequeña repisa de madera, se levanta un pequeño mármol, este, a la vista, está erosionado, sin embargo, la erosión es artificial: Hidalgo “erosionó” el mármol, pintando la marca del tiempo y el entorno físico, volviéndose él el tiempo.
-mira a los hombres caer, ¿Cómo se construye un río? y Radio Solar se exhibe en Saenger Galería, ubicada en Manuel Dublán 33, Tacubaya, en la Ciudad de México.
En 2025, con su edición número 182, el Viacrucis de Iztapalapa reunió a más de dos millones de personas, quienes asistieron no solo por motivos religiosos, sino también como parte de una de las expresiones sociales y culturales más representativas de la capital mexicana.