La fotografía hace su aparición en la historia de la humanidad cuando se inventa el daguerrotipo. Fue creado por Nicéphore Niépce, pero presentado públicamente en enero de 1839 por Louis Daguerre, en Francia. En términos generales, con este artefacto la ilustración se plasmaba sobre una superficie de plata pulida a modo de espejo. Primero, se exponía la placa a vapores de iodo para que fuese fotosensible y luego la imagen se revelaba gracias a la forma que tomaba una amalgama de partículas microscópicas de mercurio y plata.
El daguerrotipo resultante se convertía en único, es decir, no permitía que se realizasen copias, pues era a la vez un positivo y un negativo. Las imágenes salían invertidas lateralmente y eran muy frágiles, por lo que se deterioraban relativamente rápido. Otra desventaja importante era la toxicidad de los vapores de mercurio utilizados en el proceso. Aun así, durante casi 20 años fue la forma más popular de fotografiar. El 19 de agosto de 1839, Francia liberó la patente del revolucionario invento para que cualquiera pudiera mejorar el aparato y comerciar con él.
El daguerrotipo desembarca en Veracruz
El constante intercambio de culturas del siglo XIX mantenía a Veracruz como una zona muy estratégica, pues al ser un puerto al que se accedía desde el Océano Atlántico, se convirtió en el sitio adonde llegaban los europeos que se asentaban en el país, trayendo consigo inventos de todo tipo.
De esta manera, la historia de la fotografía en México comienza con el arribo del grabador francés Jean Prélier Dudoille al puerto de Veracruz el 3 de diciembre de 1839, después de un largo viaje por mar desde su tierra natal. Lo más interesante, es que este hombre trajo consigo dos daguerrotipos.
Al desembarcar en la costa mexicana, Jean Prélier tomó la primera fotografía del país. La panorámica muestra parte del puerto veracruzano: En primer plano aparece la iglesia del convento de San Francisco, y en segundo, el castillo de San Juan de Ulúa. Ambas edificaciones permanecen como referentes turísticos e históricos.
Las imágenes viajaron a la Gran Manzana
Esa primera fotografía de México, considerada en la actualidad una reliquia, pertenece a la colección del Museo George Eastman, en Rochester, Nueva York. Es el museo de fotografía más antiguo del mundo y se emplaza en la que una vez fuese la primera sede de Eastman Kodak, la famosísima multinacional que introdujo al mercado el primer rollo de película, en 1888, provocando una revolución.
En algún momento el daguerrotipo con la imagen de Veracruz perteneció a Gabriel Cromer, fotógrafo y coleccionista francés, radicado en su país de origen. Luego, junto con otras fotografías de Jean Prélier, fue salvaguardado antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, llegando así al museo neoyorkino, en donde formó parte de la exhibición A History of Photography desde octubre de 2016 hasta abril de 2017.
La fotografía está acompañada por la siguiente leyenda:
“Fernando Osorio Alarcón cree que esta fue la primera imagen fotográfica de México y sugiere que fue hecha por Jean Prélier Dudoille, un grabador francés que vivió en la ciudad de México. Está documentado que Prélier llegó a Veracruz el 3 de diciembre de 1839. Una nota periodística fechada el 21 de enero de 1840 señala que Prélier había realizado recientemente varios daguerrotipos en el área de la catedral de la ciudad de México como una demostración pública de dicha técnica”.
Osorio Alarcón, especialista en preservación de imágenes, teoriza que Cromer pudo haber adquirido las placas de parte de Jean Baptiste Louis Gros, fotógrafo y diplomático francés, quien visitó México en varias oportunidades. Gros, a su vez, quizá se las compró al mismo Prélier o a descendientes suyos que regresaron con los daguerrotipos a Francia.
De igual manera, Osorio especula que sería Francisca Calderón de la Barca (1804-1882), cronista escocesa esposa de Ángel Calderón de la Barca, primer embajador español en México, quien habría obtenido las imágenes como recuerdo de su viaje a México, que se prolongó desde diciembre de 1839 hasta enero de 1842, o bien, los daguerrotipos pudieron haber sido hechos especialmente para ella.
¿La primera fotografía de América?
Algunos historiadores apuntan que como el daguerrotipo fue presentado en París en el mes de enero de 1839 y su patente fue liberada en agosto, y ese mismo año, en diciembre, llega Jean Prélier a México, se podría afirmar que no solo sería la primera fotografía del país, sino también del continente americano, ya que hay evidencias de que el abad francés Louis Comte pisó tierra en Río de Janeiro, Brasil, el 16 de enero de 1940 con el nuevo invento, por lo que sólo serían días de diferencia entre una fotografía y otra.
El recorrido histórico de Prélier
Prélier abrió su establecimiento en la calle más exclusiva de la ciudad de México de la época: Plateros número 9, hoy Corredor Madero. Es en esa dirección que se instaló el primer taller fotográfico de México. Durante su estancia en la capital, el francés capturó dos imágenes de la Catedral Metropolitana. Se especula que pudo ser al mediodía, ya que no se aprecian sombras.
También retrató la portada barroca del Sagrario Metropolitano, con algunas personas. En este mismo sitio tomó registro del “Calendario Azteca” o Piedra del Sol, que estaba empotrado en la torre poniente de la Catedral Metropolitana. Posteriormente, fotografió la Escuela de Ingeniería y Minas, conocida hoy como el Palacio de Minería, perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México.
Igualmente, captó una imagen de la Casa del Marqués del Apartado, en ese entonces residencia de familias adineradas, ubicada entre las actuales Calle de Donceles y República de Argentina. Hoy es la sede de la dirección general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Por último, Prélier hizo la primera imagen de la estatua ecuestre de Carlos IV, conocida popularmente como “El Caballito”, que en aquel entonces se encontraba en el patio de la Real y Pontificia Universidad de México. En la actualidad, este monumento se encuentra en la Plaza Manuel Tolsá, del Museo Nacional de Arte, frente al Palacio de Minería.
Jean Prelier murió en 1857, pero dejó para la posteridad siete placas maravillosas en las que se pueden ver estructuras que ya eran impresionantes y hermosas. Es como admirar a través de varias ventanitas al México del pasado y llenarse de esa nostalgia cálida que sólo la historia tangible de nuestra tierra puede producir. Merci beaucoup cher Jean.
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