El valedor Francisco es originario de San Pedro Atlapulco, un pequeño poblado en el Estado de México de tradiciones arraigadas en las que las festividades ocupan un lugar primordial. Con este texto nos cuenta un poco de cómo es para ellos hacer comunidad.
Acá el gentío es movido por los rucos que la han vivido. Las tías se chutan el pedo del guiso y ponen bello el asunto en todo lo relacionado al lado femenino. Las tías le meten calambres a las tiernas para que agarren callo y vayan curtiendo la piel para el próximo huateque. Los rucos se jalan a los morros y los empiezan a trabajar, aquí las canas te hacen valer ya que entre más ruco más te la sabes. La plebe que se la cotorrea también le atora con su granito de arena al festejo, unos se rifan por aquí, otros por allá, y en el aquí y allá todo el personal le pone sabor al caldo en esto de hacer comuna.
También los chamacos le atoran con su cuerno: andan sobres con el jale, se rifan en lo rudo y sacan el pecho al pedo y bronca. La raza se aferra a sus creencias y sienten harto, pero harto palpitar en sus corazoncitos que los eleva por los cielos sintiéndose Super Ratón en su EFZ 10, así de viajado está el pedo con su cámara, carnal, y móchate con la otra, nos vamos recio y al último patitas pa’ qué las quiero, también corriendo se gana.
Si andas de caldoso nomás te batean de la plebe. Acá tienes que jalar, tienes que tirar paro a Juan, a Abraham, a Sebastián y a Panchito, así parejo todos jalan para el mismo lado. Lo que le duele a uno, les duele a todos. Se conoce la calle y si no te la sabes, te falta barrio. Ya lo dijo el tío Pifas: de haber sabido no nazco, sin albur, mi juais, siempre con malicia pero sin maldad, todo a tu reino, presta el cuento, comparte con el erizo, quise decir, la pachanga apenas comienza.
Todos felices, todos contentos, donde come uno comen dos y hasta tres, así se las dan los aires por estos rumbos. Qué chida la herencia cultural, patrimonio de la humanidad. A la hora del rancho se oye el jolgorio, locos de contentos comparten el queso, por allá las tías chamaqueando a los retoños, leyéndoles la cartilla para que no la cajeteen, siempre con cariño y ternura. Por acá los caballeros de fina estampa sacando el colmillo retorcido para apantallar a los tiernos, les meten presión para ciscarlos y de paso los chulean para la ocasión y le ponen sabor. Bien machín que la chispa toda la flota, se siente el rigor del agasajo y se mochan con el resto. Ahora sí que de a marajá, siempre rifado el barrio y su folclor.
Las abuelas transmiten procesos culinarios desde que se tiene memoria, se encargan de orientar a sus posibles sucesoras. Tienen autoridad moral para sugerir cambios en momentos de confusión y no dudan en dar sus puntos de vista. Siempre están al tanto del acontecer cotidiano de la comunidad y transmiten oralmente los sucesos que marcaron la historia de la vida en la comunidad.
Dirigen con esmero y rectitud a las mujeres bajo su cargo, siempre presentes en encuentros culturales y gastronómicos. Delicadeza, personalidad bien definida. La abuela de una comunidad ha sido portadora y representante propia ante las demás comunidades durante siglos y lo continúa haciendo.
Una abuela longeva promedia 82 años.
Los abuelos son quienes se encargan de la planeación de las festividades al igual que las abuelas, solo que con los hombres. Son ellos quienes aportan la experiencia para que las actividades salgan bien y si hay un contratiempo tienen la mejor solución. Transmiten su experiencia a los jóvenes que los rodean. Los abuelos tratan de mantener arraigadas las sanas costumbres.
Los jóvenes de 10 años en adelante ya son tomados en cuenta para actividades de los adultos, incluso son parte del folclor de la comunidad, son el continuar de las tradiciones vivas.
Los jóvenes siempre están al frente de los trabajos rudos o pesados de todas las actividades en la comunidad. Los jóvenes siguen manteniendo vigentes los valores culturales que les inculcan en el núcleo familiar. La mayoría de los jóvenes maduran a temprana edad debido a la inclusión temprana en actividades generales del pueblo. Los tiempos y nuevas formas de vida han marcado el quehacer de los jóvenes de la comunidad, tecnología y naturaleza son sus realidades inmediatas.
Todo un suceso. Una festividad en la comunidad reúne a todas las clases sociales y armoniza el entorno a la comunidad. Mantiene vivas las costumbres y creencias, es un factor importante en la activación económica de la región. La festividad sirve para fortalecer los lazos entre sus habitantes. Una festividad siempre es acompañada por comunidades vecinas que nutren la convivencia e intercambian ideas. Las características únicas de cada festividad hacen que siempre sean diferentes. Como un recordatorio de hermandad, se suelen ofrecer regalos a los visitantes para que se los lleven como recuerdo. Se espera que el anfitrión le pague la visita a la comunidad que los visitó.
La comunidad se rige fuertemente a través de la comida. Cuando hay comida crece el sentimiento de unidad: la comida sirve para fortalecer la identidad que define a cada comunidad. Todas las actividades relacionadas a la preparación de los alimentos se reparten entre la población. Quienes llevan la voz de mando son los adultos, seguidos por los matrimonios y también son tomados en cuenta los niños. El consumo local y orgánico siempre ha guiado la historia de la comunidad, los alimentos consumidos por temporada y los alimentos de paso en la región enriquecen el sazón local.
El espacio que se utiliza para la celebración de toda festividad es acondicionado por los habitantes que se dividen las tareas: las más rudas para los jóvenes y la coordinación para los adultos mayores. Durante la celebración todo es coordinado de acuerdo al programa y se da cabida a los vecinos que quieran participar de una u otra forma compartiendo sus bienes. El espacio es mantenido durante la festividad y desinstalado al terminar por los mismos vecinos.
Una comunidad con pocos habitantes, con un crecimiento demográfico controlado, mantiene un fuerte arraigo a los principios por los cuales fue formada, haciendo hincapié a un fuerte lazo de identidad regional. Con la urbanización y modernización tecnológica están siendo empujadas a reinventarse o modificar sus tradiciones para seguir vigentes en pleno siglo XXI. A la par de la nueva era se sigue manteniendo el respeto por los mayores (consejo de ancianos), respeto a las mujeres y sus actividades, a los niños y a la no violencia familiar, a caminar, jugar e ir a la escuela. En una comunidad caminar es de lo más normal. En la comunidad permiten que los niños viajen solos pequeños trayectos desde sus casas a sus centros de estudio. El amanecer en una comunidad es el oír por todos lados el “buenos días”, el saludo de mano o el atravesar la calle para saludar al vecino. También la emoción de cada festividad en honor de algún santo patrón o patrona, la organización que se mantiene desde muchos años atrás para celebrar una boda, algún bautizo e incluso el fallecimiento de algún miembro de la comunidad es todo un acontecer que termina marcando a los niños-jóvenes. Hoy, con el crecimiento demográfico, convergen en la periferia infinidad de comunidades, todas ellas con similitudes y sus propias problemáticas. Lo que llama poderosamente la atención ante nuestros ojos es el modelo familiar que se mantiene y se niega a desaparecer o incluso a ser intercambiado. El respeto a la naturaleza, la igualdad entre la gente, el derecho a la opinión, el respeto a las personas de edad avanzada, el trabajo colectivo, la distribución de las actividades y del producto interno bruto entre los habitantes son símbolos de identidad. Se mantiene relación con comunidades vecinas que, aunque sean más jóvenes desde su inicio, han sabido relacionarse para poder coexistir en el mismo tiempo y espacio. La vida en una comunidad te invita a ser parte del intento de la humanidad de ser fraternos, comprensivos y tolerantes con nuestro prójimo inmediato.
Mi Valedor es una organización no gubernamental y sin fines de lucro. Nuestras actividades son posibles gracias a los donativos y al generoso apoyo de personas como tú.
Haz un donativo aquíFrancisco es valedor y camarada. Originario de San Pedro Atlapulco, Estado de México, tiene un fuerte sentido de hermandad. Quiere estudiar una carrera universitaria sobre algo relacionado al campo.
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