Todos tenemos sueños, planes, proyectos a largo plazo… Pero cuando tu mayor preocupación es encontrar qué comer o dónde dormir, el presente puede convertirse en un bucle interminable y agotador.
Por un momento pensé que escribir unas lÃneas sobre el tema del futuro serÃa cosa fácil, y de pronto me vi varias horas frente a la computadora escribiendo y borrando frases. Asà se pasaron varios dÃas hasta que hoy comprendà por qué hablar del futuro me fue tan difÃcil: pasé el tiempo girando la reflexión en torno a mi futuro, o a mi perspectiva del futuro, pero mi futuro no es el tema que interesa aquÃ. Entonces traté de recordar testimonios de personas sin hogar que me hubiesen compartido sobre el tema a lo largo de mi vida como trabajadora social.
Asà recordé a Saúl, un hombre de 39 años que dormÃa cada noche afuera de la TAPO o del metro San Lázaro, hacÃa mucho ejercicio en las barras de los parques de la zona y fumaba marihuana buena parte del dÃa. Llevaba viviendo de esta manera unos 19 años. Una tarde, estábamos platicando en las escaleras de la TAPO y me dijo:
Elenita, ni te imaginas lo que es vivir en la calle; es muy cansado, es más cansado que ser una persona normal, de casa. Yo todo el dÃa estoy cansado, lo que más extraño ahora que vivo acá es dormir rico, tiene muchos años que no duermo rico.
Vivir en la calle es cansado porque duermes después de las 5:00 de la mañana cuando ya hay gente en la calle, te paras a las 12:00 o 1:00 de la tarde todavÃa con sueño y luego luego te entra el estrés porque hay que moverse rápido para conseguir de desayunar; y cuando ya desayunas, rápido te tienes que movilizar para buscar la comida y asà se te va la tarde en chinga, cuando ya comes, tienes que ver dónde te vas a acomodar a dormir esa noche; si te da sed o si te vas a echar un baño en algún lado o a cambiarte de ropa pues hay que buscar dónde; y asà ya te agarró la noche otra vez y estás preocupado por pasarla sin problemas, medio seguro y si te da hambre a buscar otro taco; y asà ya volvió a amanecer y hay que volver a pensar en qué vas a desayunar. Nunca paras, no termina.
Otras personas que también viven en las calles comparten la idea de Saúl sobre el ritmo vertiginoso de la cotidianidad. Y entonces, ¿es posible pensar en el futuro cuando se vive la vida con mucha intensidad, al lÃmite y para sortear cada momento del dÃa? Sin duda, quienes viven en las calles tienen sueños y esperanzas para su futuro como cualquiera de nosotros. No obstante, sus posibilidades se reducen cuando se encuentran inmersos en un cÃrculo donde se vive cada momento del dÃa para asegurar la subsistencia del momento siguiente y asà sin parar: como correteando un pedazo minúsculo de un futuro que nunca termina por llegar. Tejen asà una dÃada presente inmediato-futuro inmediato donde parecieran ser corredores que no pueden detenerse, porque hacerlo significarÃa no subsistir.
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Haz un donativo aquÃAlejandro Peña platica la tortuosa salida de su adorado Venezuela hasta llegar, no sin fuerte temor, a México: “Vivir en un paÃs sumido en crisis es una pesadilla. Nada tiene sentido. No hay esperanzas ni sueños; el futuro se oculta tras la neblina de la incertidumbre. La única opción es la de huir, lejos.”
A pesar de los importantes avances legales que se han producido en los paÃses latinoamericanos para hacer frente a la violencia de género, esta sigue siendo un grave problema, especialmente en un contexto de crisis social agravado por la pandemia del COVID-19, que golpea especialmente a las mujeres.
Durante mucho tiempo se consideró que los jóvenes eran poco polÃticos. Luego llegó Greta Thunberg. También en Austria hay cada vez más jóvenes que defienden el clima, la igualdad social y otras cuestiones. Los jóvenes activistas de Austria se reunieron para debatir por qué en la conferencia Young Rebels.